Se refuerza la cooperación entre Venezuela y Cuba


Los acuerdos que acaban de firmar Venezuela y Cuba para reforzar la cooperación económica y política entre los dos países han desatado la furia del gobierno de Bush.


 


Chávez inauguró la oficina de PDVSA, la petrolera estatal venezolana, en La Habana. También inauguró una oficina del Banco de Industria de Venezuela para fomentar las inversiones venezolanas en Cuba en infraestructura, energía y comercio. Cuba y Venezuela establecieron un “fondo común” de 400 millones de dólares para incrementar su comercio bilateral.


 


Las exportaciones venezolanas a Cuba aumentaron sustancialmente en los últimos años, alcanzando 1.500 millones de dólares, una cifra que supera en un 50% las estimaciones que tenían los observadores (El País, 28/4). Fidel Castro anunció, en presencia del propio Chávez, que “Cuba le comprará a Venezuela todo lo que pueda vender” (ídem). Los beneficiarios de los subsidios del fondo cubano-venezolano (algunos de los 200 empresarios que acompañaron a Chávez) montaron una Feria Industrial en La Habana. Los acuerdos prevén, además, el establecimiento de varias “empresas mixtas”.


 


El aspecto más importante de los acuerdos económicos entre Cuba y Venezuela es la continuidad del abastecimiento petrolero a la isla a precio preferencial (una base de 27 dólares el barril). Los acuerdos aumentan la cuota petrolera para Cuba de 80.000 a 90.000 barriles. Dado que Cuba consume 160.000 barriles diarios y produce internamente 90.000, el acuerdo con Venezuela resuelve el grave problema de su abastecimiento energético.


 


Los acuerdos que acaban de firmarse complementan los que fueron firmados en diciembre del año pasado. Recientemente, Venezuela firmó con Brasil la participación de Petrobras en la reactivación por parte de PDVSA de una refinería en Cuba.


 


Los acuerdos le dan a Cuba una mayor independencia respecto a sus proveedores tradicionales, la Unión Europea y México.


 


Lula, contra Cuba


 


A partir de estos acuerdos, El País (28/4) no duda en caracterizar que “Venezuela (es) el principal pilar estratégico de la economía cubana”. En una nota editorial va más lejos, al señalar que “el entendimiento entre Caracas y La Habana excede en mucho lo comercial” (El País, 30/4). Ligando estos acuerdos a la suspensión del tratado de colaboración militar de Venezuela con los Estados Unidos, su conclusión es que “Chávez se radicaliza”. Chávez denunció que los oficiales norteamericanos realizaban agitación antigubernamental en los cuarteles venezolanos.


 


A la diplomacia brasileña tampoco le habrían gustado estos acuerdos. En la semana previa al viaje de Chávez a Cuba, Lula envió a Caracas a José Dirceu, su jefe de Gabinete, para expresarle su “preocupación” por la ruptura del acuerdo militar con los Estados Unidos (La Nación, 29/4). Según la Folha de Sao Paulo, Lula habría dicho en rueda de ministros que “Chávez exagera su enfrentamiento con los Estados Unidos” (Ambito Financiero, 29/4).


 


Menos promocinado fue el viaje que el mismo Dirceu había realizado poco antes a los Estados Unidos, durante el cual se reunió con Condoleezza Rice. Dirceu ofreció a su país como “mediador” (ídem). Los yanquis rechazaron la propuesta de Lula.


 


El Financial Times, en un reciente editorial (27/4), insta al gobierno norteamericano a “trabajar junto con los gobiernos democráticos más importantes y exitosos” y saluda el viaje de Rice a Brasil como “una señal sensata”. El diario critica a Bush por bloquear el nombramiento del chileno Insulza al frente de la OEA. Una de las razones de la oposición norteamericana era, precisamente, el apoyo de Venezuela a la candidatura del chileno.


 


Luego de la visita de Rice, Lula declaró que “después de la reunión con Rice estoy convencido de que las cosas van a ir mucho mejor entre Estados Unidos y Venezuela (porque) ambos se precisan” (Clarín, 30/4).


 


Si, como todo indica, prosiguen las provocaciones de Bush contra Cuba, la crisis política en América Latina se va a acentuar y las posiciones “mediadoras” de la izquierda proimperialista van a fracasar.


 


¿Las admoniciones del Financial Times anuncian, acaso, un giro de los yanquis, en la línea de Zapatero?