Siguen muriendo mineros, señor Piñera

Mientras procedía el rescate de los 33 trabajadores de la Mina San José, los trabajadores mineros chilenos seguían muriendo en “accidentes” provocados por las pésimas condiciones de seguridad en que se desenvuelve la minería chilena. Al presidente de Chile le va a costar un huevo cumplir sus promesas de seguridad laboral, incluso si sus intenciones fueran serias.

Las cifras son aterradoras. La semana pasada, “Roberto Benítez Fernández, de 26 años murió cuando trabajaba en el interior de un yacimiento de oro ubicado en la provincia de Petorca, en la región de Valparaíso, aplastado por un planchón de roca a 800 metros dentro de la mina Botón de Oro. Es la segunda víctima fatal en un yacimiento de la zona, ya que el 3 de octubre Carlos Iván Cárdenas murió en la Mina La Carlota, también en Petorca, que funcionaba sin permiso del Servicio Nacional de Geología y Minería (El Observador de Chile, 15/10).

A estos se deben agregar, según denuncia la FMC (la federación minera) a Jaime Eduardo Gutiérrez Zapata, de 44 años, trabajador de una empresa subcontratista de la empresa Enaex, que presta servicios a Codelco, quien falleció aplastado en su faena el miércoles 6 de octubre. El lunes 4 de octubre falleció el minero Carlos Cárdenos Pillampel, de 36 años, aplastado por una roca de casi una tonelada y media al interior de la mina Carlota 1, en la comuna de La Legua”. En lo que va de año, según el Servicio Nacional de Geología y Minería de Chile (Sernageomin), 35 trabajadores han fallecido por accidentes en las minas chilenas, la mayoría de ellos en pequeñas y medianas empresas. En los últimos diez años, perdieron la vida en accidentes 403 mineros” (Argenpress, 15/10).

En lo que va del año, han fallecido en accidentes más mineros que los rescatados en Copiapó. Este rescate dejó en claro que no es la falta de recursos técnicos lo que provoca la muerte de los trabajadores, sino el afán de lucro de los pulpos. Los altos precios internacionales del cobre y el oro agravan las penurias de los trabajadores, pues estimula la codicia por explotar minas que no están en condiciones de operar por falta de condiciones de seguridad. Este crimen social es agravado por la corrupción de los funcionarios del Estado burgués encargado de “controlar” a los capitalistas, lo cual vale para los socialistas de la Concertación como para el gobierno del pinochetista Piñera.