Siria: Al Assad goza de la complicidad del imperialismo y del sionismo

La semana pasada se cumplió un año del inicio de las protestas contra el régimen de Al Assad. Sin embargo, a diferencia de Túnez, Egipto e, inclusive, Libia, el gobierno permanece en su lugar y el levantamiento popular no ha logrado quebrar al régimen ni controlar algún territorio en el país. Durante los últimos meses, el Ejército lanzó una brutal contraofensiva en los principales bastiones revolucionarios, con rastrillajes casa por casa, que significaron una verdadera masacre contra la población, con matanzas colectivas y todo tipo de brutalidades. A pesar de esto, el aniversario del levantamiento suscitó manifestaciones en diversas ciudades del país, incluyendo a Aleppo y los suburbios de Damasco, los dos centros urbanos donde el gobierno aún preserva el apoyo de la élite. El régimen de Al Assad mantiene también el apoyo de algunas minorías, como los cristianos y los kurdos.

Un sector del imperialismo, encabezado por el “ala dura” de los republicanos, exige una intervención militar inmediata en Siria y la provisión de armas a la oposición. Esta posición es observada con simpatía por Arabia Saudita y Qatar. Pero encuentra diversas dificultades, entre ellas las defensas aéreas de Siria o el hecho que la oposición no controla ninguna zona del país. Instalar “corredores humanitarios”, como puntapié para una incursión militar, implica “ir al país para literalmente organizar un ejército”, según reconoce un legislador demócrata.

El Ejército de Siria Libre (ESL) reúne a diversos grupos armados de la oposición y grupos de desertores del Ejército oficial. Su capacidad de combate es limitada. La principal plataforma que aboga por una intervención de la Otan, el Consejo Nacional Sirio, opera fuera del país, en Turquía. Por fuera del CNS, opera un sinnúmero de grupos, muchos nucleados en los Comités Locales de Coordinación (CLC), que son los principales organizadores de las protestas y rechazan, en apariencia, una intervención militar extranjera en el país. El CLC impulsó la organización de huelgas y lanzó la convocatoria por una huelga general para derrocar al régimen, que alcanzó eco en distintos sectores obreros.

Un “acuerdo” con Al Assad

El imperialismo, a pesar de sus declaraciones, ha procurado hasta el momento arbitrar una salida política acordada con el régimen alauí. El Pentágono y la Unión Europea se abstienen de intervenir, dicen algunos analistas, para no interferir un bombardeo sionista eventual contra Irán. El gobierno de Al Assad mantuvo una coexistencia pacifica con Israel durante décadas; el sionismo no quiere que Al Assad sea sustituido por los Hermanos Musulmanes -como lo demuestra su apoyo a la Junta Militar de Egipto contra la oposición islamista. Los defensores nacionales y populares del régimen sirio fingen ignorar este hecho. El imperialismo busca una vía de negociación política con el régimen -pero después de la derrota del movimiento revolucionario, cuando Al Assad se encuentre definitivamente aislado y debilitado en el plano internacional, y pueda abordar una transición ‘pacífica’, o se someta a la extorsión de las potencias imperialistas, Israel y Arabia Saudita.

En plena matanza de la población, la ONU envió a Kofi Annan al país, quien se reunió personalmente con el presidente sirio -pero fue repudiado por los comités locales. Annan abogó, precisamente, por un acuerdo entre el gobierno y la oposición. Al Assad prometió avanzar en esta línea -una mascarada.

Llamamos a la solidaridad más amplia con la lucha del pueblo sirio, en oposición completa a una intervención imperialista, que será en definitiva una intervención contra la revolución -como ha ocurrido en Libia.