Sobre el separatismo negro

El artículo “El separatismo negro” –(Prensa Obrera nº 470, del 24/10/95) – ha suscitado comentarios que justifican una puesta a punto.


El artículo  destaca el carácter de masas que ha adquirido la corriente históricamente separatista del movimiento de los negros norteamericanos. Asocia el crecimiento del fenómeno separatista a las terribles condiciones de degradación —social y moral— que sufren los negros norteamericanos como consecuencia de la crisis económica capitalista, pero sobre todo, al colapso de sus ‘aliados’ liberales y al avance de la derecha.


El derrumbe económico y las tendencias a la fascistización inviabilizan el planteo ‘integracionista’  y esto plantea la perspectiva de que el movimiento negro de masas se convierta en un movimiento nacional, es decir, que luche por una entidad estatal independiente dentro del territorio de los Estados Unidos. El programa de ‘La Nación del Islam’ plantea, precisamente, “queremos que nuestro pueblo, cuyos padres o abuelos son descendientes de esclavos, sea autorizado a establecer un Estado separado … nuestros antiguos amos están obligados a procurarnos una tierra, que debe ser rica (… y a) sostener nuestras necesidades en ese territorio separado durante los próximos veinte o veinticinco años”.


La ‘marcha del millón de hombres negros’, sin embargo, se apartó por completo de este programa. No planteó el separatismo negro en ninguna de sus formas, ni siquiera en la forma intermedia, experimental, de un partido negro independiente, y opuesto a los dos partidos del gran capital norteamericano. El desarrollo de un partido negro independiente dejaría planteadas dos vías para el desarrollo revolucionario para el movimiento negro en los Estados Unidos: su entroncamiento con un movimiento obrero que renueve sus organizaciones, supere a la burocracia sindical y tienda a organizarse de manera independiente; o, si se acentúa la crisis y cobra fuerza la fascistización, la lucha resuelta  por la separación nacional.


El artículo pone en evidencia  que la dirección de la ‘marcha del millón de hombres negros’ degrada el planteo separatista cuando lo asimila a la reivindicación de las ‘comunidades autónomas’  bajo la vigilancia de los ‘jefes de familia’ y hasta de una fuerza de seguridad propia y bajo la ‘sombrilla protectora’ del estado gendarme de los blancos. Esto no es la lucha nacional por la emancipación de los negros sino la organización de un sistema de represión y de regimentación moral y espiritual contra los negros  por parte de los propios negros. Este ‘disciplinamiento’ ya existe en algunas comunidades negras norteamericanas y cuenta con el apoyo de la policía oficial del Estado, que encuentra un aliado y un colaborador contra la juventud negra en los ‘jefes de familia’ y en las organizaciones ‘comunitarias’ negras. De cualquier modo, excluimos la posibilidad de que puedan conciliarse las reivindicaciones negras con el fascismo, que es el enemigo mortal objetivo de los negros.


Finalmente, el artículo pretende poner de manifiesto que la dirección del movimiento separatista separa a los negros de la lucha de clases del conjunto de las masas explotadas en un sentido reaccionario —y no en el sentido revolucionario de la lucha nacional pues llama a los negros a inscribirse para votar … por los demócratas o republicanos, convirtiendo así al movimiento negro en un ‘lobby’ ante los partidos tradicionales y los poderes establecidos.


A la luz de esta caracterización, la política de una organización revolucionaria en los Estados Unidos frente a ‘la marcha del millón de hombres’ debería haber sido participar en ella, criticando las limitaciones políticas de sus convocantes y levantando la consigna de la formación de un partido independiente de los oprimidos negros.