Sudáfrica: Viraje en la clase obrera

Anglo American Platinum (Amplats), el mayor productor mundial de platino, acaba de anunciar el despido de 7.000 trabajadores. La empresa había anunciado 14.000 el año pasado, cuando dio a conocer la evaluación de pérdidas en su último ejercicio, pero una serie de huelgas y movilizaciones lo impidieron.


Esta vez, lo vuelve a intentar, planteando que la crisis mundial y la depresión de los precios del platino imponen esta decisión. Aunque la burocracia sindical (Unión Nacional de Trabajadores Mineros, NUM por sus siglas en inglés) ha declarado su "consternación" por la medida, todo indica que es cómplice. No anunció medida alguna de resistencia y ha edulcorado los términos del ataque al plantear que un tercio de los 6.000 despidos -los que afectan a los obreros (el resto serían trabajadores de "cuello blanco”)- serían bajas voluntarias, jubilaciones y traslados.


También están planteados despidos en la extracción de oro. Las patronales anuncian pérdidas en la mitad de los pozos invocando la baja del metal. Las empresas deberían profundizar sus perforaciones para seguir obteniendo el metal en yacimientos ya explotados, pero se niegan a invertir.


Las grandes patronales mineras se lanzan a una prueba de fuerza en un momento particular: los sindicatos que agrupan a los trabajadores de la construcción y de las industrias textil y de indumentaria han anunciado huelgas por aumento de salarios, en lo que es la continuidad de una oleada que irrumpió en las minas y se extendió fuera de ellas. Por otra parte, la burocracia sindical -cuya central obrera es la Cosatu, parte esencial de la alianza sobre la que se conforma el gobierno del Estado- está en un proceso de fractura.


"Decenas de miles emigran a Amcu"


El anuncio de Amplats se produjo luego de un largo período de negociación que involucró al propio gobierno, que salió en defensa de "su" organización sindical. "La deserción de decenas de miles de miembros a la Asociación de Mineros y Sindicato de la Construcción (Amcu) -sindicato rival del de la burocracia, constituido en 1998- ayuda a explicar por qué el gobierno ha tenido mucho interés en tratar de reducir el número de despidos en Amplats" (Reuters, 19/8).


En el noroeste del país -conocido como el “cinturón del platino”- se está librando una sucesión de huelgas intermitentes por el salario y las condiciones de trabajo, así como una lucha violenta contra la burocracia sindical. Hace dos meses, los trabajadores de la mina de platino de Lonmin, en Marikana, iniciaron una huelga "ilegal" ante el asesinato de un dirigente de Amcu, quien debía declarar ante la comisión de investigación de la masacre de obreros consumada hace un año atrás  por la policía, la cual tuvo el visto bueno de la burocracia.


Marikana fue el centro vital de esa huelga, que duró cuarenta días y arrancó un acuerdo salarial cercano al exigido y en oposición a la burocracia de la NUM. Desde aquella huelga, han muerto de manera violenta más de 60 mineros. Una parte de ellos, según varios medios, fue víctima del asesinato planificado de activistas antiburocráticos por parte de grupos de tareas conformados por la burocracia con el amparo del Estado.


En el Cinturón del Platino, el sindicato oficial NUM se ha convertido en una capa odiada. "NUM ya ha sido expulsado por Amcu en Impala Platinum" (Daily Maverick, 19/2) y el proceso se desenvuelve en la misma dirección en otros yacimientos (Siphumele). Los trabajadores tienden a conformar comités de huelga y a organizar movilizaciones para expulsar a los funcionarios del NUM en cada empresa.


El Partido Comunista, otro de los soportes del Estado "negro" de Sudáfrica, se ha declarado en contra de este despertar contra la burocracia: "el SACP llama a los trabajadores a permanecer fieles y firmes en su adhesión a la NUM, el único sindicato verdaderamente revolucionario en el sector” (blog SACP, ante el primer aniversario de la masacre de Marikana).


La crisis en la Cosatu


Casi en paralelo a estos hechos, el Congreso de sindicatos de Sudáfrica (Cosatu) resolvió la suspensión de su secretario general (Vavi), en base a una acusación de abuso sexual. Todo indicaría que es un ajuste de cuentas propiciado por el propio gobierno frente a una fracción de la burocracia que insinuó un giro político, denunciando a la "élite depredadora" en el seno del Estado, a la corrupción -la burocracia forma parte de la dirección de empresas en nombre de la "integración" negra- y a la intermediación laboral -un tercio de los trabajadores mineros proviene de contratistas que traen mano de obra del exterior, con el visto bueno de la burocracia del NUM. De todos modos, el gobierno se ha esforzado -con el auxilio del PC- en evitar una fractura de la central. Quiere a la "izquierda" dentro de la Cosatu, para regimentarla y evitar una fractura mayor frente a la crisis en marcha. "Lo que podría ser una fantasía. El ascenso de la militancia en las acciones de protesta y la emergencia de nuevos sindicatos de extrema izquierda como la Amcu y de formaciones políticas… son señales de arenas movedizas…" (Daily Maverick, 23/8). Los sindicatos que están detrás del suspendido secretario general han anunciado un congreso extraordinario en su defensa.


La crisis mundial ha detonado la enorme estafa política que significó el "fin" del Apartheid (1994), que no ha resuelto uno solo de los problemas acuciantes de las masas ni de la discriminación hacia los negros. Casi veinte años después, la desigualdad es mayor que entonces y el 50 por ciento de la desocupación golpea a los jóvenes, en particular a los negros. Sudáfrica, de la mano de los mineros, se ha convertido en uno de los escenarios privilegiados de la crisis mundial y pone en manos de los trabajadores todas las tareas fallidas de la llamada "revolución en paz".