Syriza y el kirchnerismo

Alexis Tsipras, el líder de Syriza, visitó la Argentina en diciembre pasado, junto con varios miembros de su partido. Durante la gira, ratificó lo que ya había manifestado en otras oportunidades: su simpatía con el kirchnerismo. El amor es correspondido: el kirchnerismo apoya a Syriza y promovió la visita de Tsipras para propagandizar ese apoyo mutuo.


Se trata, sin embargo, de un romance sin principios. Como se sabe, Syriza es un apasionado defensor de la Unión Europea y del euro, la moneda única -o sea que acepta la renuncia a una divisa propia (‘pesificación’) y al ejercicio sin trabas de la autonomía nacional (‘recuperación de soberanía’). En términos ‘argentinos’, Syriza defiende la ‘convertibilidad’ y la cesión de la ‘soberanía monetaria’. Syriza desarrolla una demagogia chavo-kirchnerista, mientras se somete al directorio que maneja la UE.


El oportunismo de esta relación tiene, sin embargo, sus límites, porque el gobierno K -que integra el bloque internacional del G-20- nunca ha denunciado a la UE como una estructura política de sometimiento de las naciones más débiles de Europa, que son (junto al conjunto de los trabajadores europeos) las víctimas nacionales de la crisis en curso.