Termino la “primavera” Populista

La abultada victoria de Hugo Chávez en las elecciones presidenciales de Venezuela (59% de los votos) pierde mucho de su brillo si se consideran otros datos salidos de las urnas.


En primer lugar, la abstención alcanzó un récord histórico del 44%, lo que significa que a Chávez lo respaldó menos del 35% de los venezolanos.


En segundo lugar, Chávez no logró el objetivo de obtener los dos tercios de los diputados de la Asamblea Nacional, lo que le habría permitido hacer pasar sin sobresaltos ni negociaciones leyes fundamentales y la designación de funcionarios que requieren el acuerdo parlamentario.


Finalmente, aunque el candidato opositor Francisco Arias, un militar compañero de Chávez en el levantamiento de 1992, sólo obtuvo el 35% de los votos, ha logrado establecer una base opositora en el Ejército, el principal respaldo político de Chávez.


Otros datos relevantes de estas elecciones son el derrumbe de los partidos de izquierda que respaldaron a Chávez (el Mas, el mayor de ellos, cayó a menos del 4%) y la “resurrección” de la Acción Democrática, el repudiado partido democratizante de Carlos Andrés Pérez. AD obtuvo el 20% de los votos y se convirtió en la segunda fuerza parlamentaria.


¿Cómo pudo Chávez conquistar el voto popular cuando el desempleo se duplicó bajo su mandato, cuando despidió a 8.000 trabajadores petroleros (e impidió que fueran a la huelga interviniendo su sindicato), cuando la miseria popular es pavorosa e incluso se ha agravado en los últimos dieciocho meses de “revolución pacífica” a pesar de los precios récord del petróleo, la principal exportación venezolana?


La razón es que los opositores eran los “candidatos de la oligarquía”; Chávez, además, utilizó los ingresos excepcionales generados por el aumento del precio del petróleo para financiar enormes planes asistencialistas en los meses previos a las elecciones.


Ahora Chávez deberá hacer frente a la crisis; recesión, desempleo, la quiebra de miles de comercios y el retiro de grandes empresas como Honda y Fiat, además de una acelerada fuga de capitales, la cual “se estima que este año alcanzará los 7.200 millones de dólares, una cifra equivalente al 80% del incremento previsto en el valor de las exportaciones por el aumento del precio del petróleo, o al 30% del total de los ingresos por exportación” (Financial Times, 14/7). Peor aún, la caída voluntaria de la producción petrolera ha agudizado notoriamente la recesión y el desempleo.


¿Cómo enfrentará ahora Chávez la crisis? El capital financiero le “recomienda”, claro, que “retome el decaído proceso de privatizaciones y atraiga la inversión externa” (Financial Times, 28/7). Una indicación de que Chávez no desoye este “consejo” es lo sucedido con Electricidad de Caracas, una empresa que fue adquirida en la Bolsa por el grupo norteamericanos AES. “El tratamiento de alfombra roja (sic) que Chávez dio a la empresa norteamericana fue interpretado por las compañías locales como una poco velada advertencia de que no deben esperar favores proteccionistas del nuevo gobierno” (Financial Times, 21/7). Se esperan nuevas “adquisiciones” de empresas venezolanas por los pulpos extranjeros en los próximos dos o tres meses; entre las candidatas figura la principal empresa siderúrgica, una fábrica de pinturas y empresas de bienes raíces.


En dos años en el poder, el régimen chavista ha sido incapaz de llevar adelante la más elemental transformación social de Venezuela. En Venezuela se terminó el tiempo de las maniobras.