Triunfo obrero en Volkswagen


La respuesta obrera frente al ajuste en la industria automotriz logró su primer victoria con la suspensión de los 800 despidos anunciados por la patronal de la planta de Anchieta de Volkswagen, la más grande de todo el país, en la zona industrial del ABC paulista. Diez días de huelga por tiempo indefinido, asambleas masivas y una movilización de más de diez mil trabajadores, con piquete incluido en la ruta que une a San Pablo con el principal puerto de Brasil, en donde participaron también operarios de Mercedez Benz, Karmann Ghia y Ford, pavimentaron el camino para este triunfo obrero.


La reacción de los trabajadores del cordón industrial paulista, región que vio nacer al PT, se desarrolló luego de que las patronales automotrices promovieran 12 mil despidos durante 2014, que se concentraron en otras zonas del país. La caída de las ventas de automóviles, que se redujeron un 15%, llevó la producción a 3,3 millones de autos y promovió el comienzo de los despidos en Volkswagen, en donde regía un acuerdo que garantizaba el mantenimiento de los puestos de trabajo siempre que la producción anual estuviera por encima de los 4 millones de unidades.


 


A fines de diciembre, la patronal, con el apoyo de la burocracia sindical petista, intentó promover un acuerdo para avanzar en planes de reducción salarial, perdida de derechos laborales y retiros voluntarios. Los trabajadores rechazaron estos acuerdos en asambleas masivas, lo cual provocó el envío de 800 telegramas de despidos a fin de año, mientras los trabajadores se encontraban en vacaciones. La respuesta fue la huelga indefinida, masivamente acatada (ver PO N° 1.347, “Brasil: rebelión obrera frente a los despidos”). Luego de tres rondas de negociaciones encabezadas por la burocracia del sindicato metalúrgico de la CUT, la empresa suspendió los despidos, pero “el resultado del acuerdo contempla la continuidad de los mecanismos de adecuación del personal por medios de programas de retiro voluntario con incentivo financiero y reducir la contratación temporal de terceras empresas para usar en esos puestos a los empleados”, apuntó la nota de la empresa” (EFE, 16/1).


 


La empresa sigue firme en su intención de reducir 2.100 puestos de trabajo. La burocracia continúa defendiendo la implementación del Programa de Protección al Empleo implementado por el gobierno de Roussef que habilita la pérdida de derechos laborales, la tercerización y la precariedad laboral, mientras se eximen de impuestos a los capitalistas de la industria automotriz y se les permite remitir libremente ganancias al exterior. Estos programas permiten la suspensión de los trabajadores y el pago de la mitad del salario corre a cuenta del Estado. De todas formas, los despidos se multiplican en todo el país y las patronales planean incrementarlos.


 


Los ataques de la patronal plantean la lucha por una nueva dirección en los sindicatos. Las medidas anunciadas por Rousseff, luego de la asunción de su segundo mandato, apuntan a reducir el presupuesto en educación, vivienda y avanzar contra derechos laborales como el seguro al desempleo, las pensiones por fallecimiento o el auxilio por enfermedad. La lucha contra el ajuste y los despidos encabezaran la agenda de la clase obrera brasileña en 2015.