Ucrania, antes que Grecia


El parlamento de Ucrania votó una moratoria de su deuda externa de 70 mil millones de dólares, luego del fracaso de las negociaciones para obtener una quita. El FMI había impuesto esa condición para liberar tramos de un préstamo por 17.500 millones de dólares. El punto singular es que entre los acreedores remisos figuran bancos rusos con créditos por 25 mil millones de dólares y el gobierno de Rusia por 10 mil millones de dólares (Wall Street Journal, 22/5). Una parte del reclamo ruso fue recaudado en el mercado de Londres mediante la emisión de deuda externa. Por eso, Ucrania podría ser la mecha de otra crisis financiera, no ya de la que ha provocado la escisión del país y una guerra civil.


 


El corazón industrial de Ucrania es una las regiones autónomas en conflicto con el gobierno central. Está privada de suministros y vías de comunicación transitables. Aunque ocupa el 4% del territorio es el 20% de la economía. Un ministro de Poroshenko dijo que “controlamos sólo 35 de un total de 95 minas de carbón, el resto está en manos de los rebeldes” (Financial Times, 31/5).


La producción industrial se redujo en más del 20 por ciento en un año y la inflación se disparó al 61% (en abril); la fuga de capitales produjo una devaluación de la hryvnia (la moneda nacional) del 70% en un año. Las tarifas de servicios públicos aumentaron cinco veces “como parte de las condiciones del rescate del FMI” (ibídem).


 


La reciente privatizada Naftogaz, la distribuidora de gas, impuso un aumento de tarifas del 400% y tiene impagos con su proveedora, la empresa rusa Gazprom por 23.837 millones de dólares.


 


 


 


Desangre económico y humano


 


El presidente Poroshenko declaró: “Hace un año, Ucrania era débil, con sólo 5.000 tropas defendiendo nuestro país, éramos un objetivo fácil de la agresión. Hoy hay más de 50.000 tropas luchando contra las fuerzas de Donbass, apoyadas por Rusia, y el número de nuestros militares en servicio ha crecido a 250.000” (WSJ, 10/6).


 


El aumento de las fuerzas militares (50 veces) da una pista del aumento de los gastos que fuerzan a los tarifazos. Los oligarcas han formado ejércitos privados para defender sus empresas y privilegios.


 


El presidente Poroshenko subió con el apoyo de los oligarcas beneficiados por “privatizaciones”, pero carecen de la capacidad para desarrollarlas. Esto ha desatado una fuerte puja por parte del capital internacional, que las quiere “reprivatizar”, como parte de la recolonización del ex espacio soviético.


 


Uno de los oligarcas, Igor Kolomoisky administra “la gestión y el flujo de efectivo en Ukrnafta, una productora de petróleo de propiedad estatal mayoritaria”, pero en realidad la explota junto a su emporio de compañías de acero, mineras y un ejército privado organizado para defenderlas en las inmediaciones de la zona de conflicto, la provincia de Dnipropetrovsk, de la que era gobernador. Cuando el gobierno intentó allanar Ukrnafta, con un pretexto impositivo, fue impedido de hacerlo por su ejército privado, que habría alcanzado 20 mil miembros. Poroshenko lo depuso bajo la presión del FMI que pretende la reprivatización de la privatizada. Este conflicto ha distanciado a los oligarcas del gobierno. “(…) el riesgo de confrontar un poderoso multimillonario y aliado en la lucha contra los separatistas desestabilizará una situación política ya tensa”, dice el Wall Street Journal (23/3).


 


Por otro lado, Kiev se ha embarcado en la política internacional de la Unión Europea y la Casa Blanca. Un ministro del gobierno de Ucrania declaró que están “abiertos a considerar propuestas de ubicar un sistema de misiles balísticos de defensa en su territorio para protegerse de ataques de Rusia” (Ukraine Journal, 20/5). Lo cual encaja con la escalada militar de la Otan que viene promoviendo Estados Unidos en Europa del Este y que constituye la mayor movilización tras el fin de la guerra fría.


 


 


“Fuera las pandillas”


 


En Kiev, “multitudes de manifestantes se movilizan contra la crisis económica y el creciente costo de los préstamos privados”.


 


La devaluación pone a miles de familias, con deudas hipotecarias ligadas al euro, al borde del desalojo. Un proyecto de ley busca transformar los créditos a la moneda nacional, “a una tasa de alrededor de 5 hryvnias por dólar (el tipo de cambio actual es de unos 20 hryvnias por dólar”), fue rechazado por manipulaciones de todo tipo (Colwar, 21/5).


 


Entre las consignas que los manifestantes están gritando está la célebre “¡Fuera la banda!”, oída numerosas veces durante 2014 en el levantamiento contra el presidente Yanukovich. Como dice un columnista del Financial Times, “la real amenaza a Europa yace en Ucrania antes que en Grecia”.