Ucrania: Huelga general

Una huelga general de diez días de los mineros de la cuenca ucraniana del Dombass, seguida de una huelga general en todo el este del país, propinó una derrota al gobierno del burócrata Kravchuky al parlamento, al imponerles la realización de un referéndum nacional para adelantar las elecciones generales.


La huelga abarcó 228 de las 253 minas de la cuenca minera del Don y se convirtió rápidamente en una huelga general cuando más de mil empresas, incluyendo metalúrgicas, metal-mecánicas y químicas se sumaron a la paralización. En Donetsk, la capital de Ucrania oriental, se produjeron grandes manifestaciones de masas de solidaridad.


La causa inmediata de la huelga fue la constatación, por parte de los mineros del Dombass, de un nuevo aumento en los precios de los alimentos. La prensa, sin embargo, destacó que la reivindicación que motorizó la huelga no fue “sindical”—el aumento salarial— sino “política”, el referéndum para promover el adelantamiento de las elecciones generales. Para el “Financial Times” (15/ 6), por ejemplo, a través de la huelga, los ucranianos del este, rusófonos, pretenderían una mayor participación en el gobierno de la república y en su presupuesto. “La huelga —escribe el corresponsal del “Financial Times”— ha puesto las demandas del este de Ucrania en el tope de la agenda política del país”. De la descripción que hace el diario londinense de las maniobras de cúpula que precedieron a la huelga, ésta habría sido impulsada también, o al menos “tolerada”, por burócratas que se oponen a la política “anti-rusa” de la dirección de Kravchuk y que promoverían hasta un intento de secesión.


Para Kravchuk y para el parlamento, que se oponían tajantemente a su convocatoria, el llamado al referéndum constituye, ciertamente, una derrota. “EI creciente descontento popular, a raíz del aumento abrumador de precios y el estancamiento de los salarios, presagia un resultado catastrófico para el gobierno” (Le Monde, reproducido por Clarín, 19/6). Tampoco el parlamento, “profundamente desprestigiado”, saldría muy bien parado del referéndum. Por eso el corresponsal de “Le Monde” en Donetsk, sostiene que, como consecuencia de la huelga, “el presidente y el parlamento están en la cuerda floja” (ídem). Pero al dilatar la convocatoria del referéndum para setiembre, los clanes burocráticos están apuntando a ganar tiempo, desmoralizar a las masas e imponerles una derrota.


Abriendo el paraguas, el burócrata Kravchuk anticipó que el referéndum “no tendrá consecuencias legales… nadie podrá obligarme a renunciar”. El presidente y el parlamento aceptaron el referéndum para sacarse de encima la huelga… pero para los huelguistas, que aún no habían levantado la huelga dos días después de la decisión oficial, la cuestión es sacarse de encima al gobierno. Esta contradicción insoluble anuncia nuevas crisis y nuevas huelgas, y casi con seguridad la caída del gobierno “en caliente”.