Un adelanto general de la crisis

Las elecciones en Andalucía del domingo pasado son una expresión del curso de la crisis en Europa.

desde París


Las elecciones en la comunidad, controlada por los socialistas desde hace más de 30 años, inauguraron el ciclo electoral en España. Lo que se dibuja en estos meses y en estas contiendas es qué tipo de gobierno administrará la crisis en los próximos años, con el peligro permanente de un estallido social.


 


El PSOE de Andalucía adelantó los comicios un año, después de romper con Izquierda Unida, para tener un poder menos inestable y comenzar auspiciosamente el ciclo electoral. Esta maniobra le dio resultados. El PSOE ganó la primera mayoría; mantuvo sus 47 diputados (sobre 120) y podrá gobernar en base a acuerdos. Pero obtuvo menos votos que en la elección anterior y sólo un 36% del total. El aparato socialista más poderoso del país, construido en base al clientelismo de los subsidios y las prebendas, mostró sus músculos y sus debilidades. El PSOE no tiene la capacidad necesaria para gobernar el país en medio de la crisis y tendrá que apoyarse en los acuerdos con el derechista Ciudadanos, lo que puede prefigurar un nuevo esquema político.


 


El PP de Rajoy se desplomó -del 40 al 26%. Para la derecha, el hecho notable es el suceso de Ciudadanos, que no existía en la región hace unos meses. Es un movimiento burgués nacido en Cataluña, sin estructura partidaria, que prospera gracias a la disgregación del PP. Obtuvo nueve diputados y el 10% de los votos.


 


La elección de Podemos


 


Podemos hizo un debut notable en las elecciones europeas y Andalucía era la primera oportunidad en la que competía en una elección por puestos ejecutivos. Para la dirección de Podemos se trataba de probar que eran una “alternativa de poder”.


 


El resultado fue pobre, luego de una campaña muy desdibujada. Obtuvo algo más del 14% de los votos y 15 diputados. No logró un resultado que le permita elevarse a la condición de un árbitro de la situación política en la región. Teresa Rodríguez tuvo que desmentir que su agrupamiento, Podemos, haya estado dispuesto a firmar acuerdos con el PSOE, una posibilidad que quedó flotando porque su dirección afirmó que una decisión de ese tipo quedará en manos de la base.


 


Desde hace unos meses, Pablo Iglesias y su grupo organizaron nacionalmente a Podemos como una máquina electoral, con una estructura burocrática y centralizada. Licuaron el programa inicial, proclamaron que no eran “ni de derecha ni de izquierda” y se postularon como candidatos respetables al poder. Iglesias obligó a las fracciones internas a someterse y a los grupos políticos a disolverse. Anticapitalistas, la organización española del Secretariado Unificado, que jugó un cierto rol en la constitución de Podemos, aceptó el ultimátum en su congreso de enero.


 


En Andalucía, Teresa Rodríguez, candidata notoria en la región, pertenece a Anticapitalistas. Iglesias llegó a un acuerdo por el cual Teresa encabezaría la lista, pero la campaña iba a ser dirigida por un equipo nombrado desde Madrid. Desaparecieron todas las consignas que podían tener algo que ver con una lucha anticapitalista: contra los despidos, por el no pago de la deuda, nacionalización de la banca y con una lucha democrática consecuente, como el proceso constituyente. La campaña se centró en el carácter popular y honesto de los luchadores, borrando las referencias programáticas, de clase.


 


Más aún, un grupo importante de militantes de Anticapitalistas de Andalucía, agrupados en “Andalucía desde abajo” se opuso al acuerdo y presentó sus propios candidatos en Podemos. El congreso de Anticapitalistas de enero, que disolvió la organización, resolvió también su expulsión. Era uno de los precios a pagar para llevar adelante el acuerdo con Iglesias. Podemos tiene que dar todas las pruebas posibles de que es una organización dispuesta a gobernar las regiones, los municipios y el país. Era y es necesario disciplinar a los militantes y evitar las turbulencias. La dirección de Podemos y Anticapitalistas jugaron el mismo juego en Andalucía.