Un cortesano ‘marxista’ en Venezuela


El macaneo más inescrupuloso sobre el movimiento chavista no corre por cuenta de sus partidarios nacionalistas sino de sus cortesanos ‘marxistas’. Nos referimos a la Corriente Marxista Revolucionaria, de Alan Woods. En estos días de quintas internacionales, Woods festeja sus apariciones junto al gobernador de Barinas, Adan Chávez, hermano del Presidente, acusado de enriquecimiento ilícito o, por lo menos, ‘súbito’ por parte de sus opositores.


La atención oficial a Woods no reconoce, sin embargo, adecuadamente los servicios que brinda. En un escrito reciente, del 26 de octubre, para el Congreso del PSUV, asegura que “En Venezuela es posible llevar a cabo la revolución socialista legal y pacíficamente, tanto desde la Asamblea Nacional como desde la Presidencia de la República, apoyándose en la acción revolucionaria del pueblo. El presidente Chávez tiene la posibilidad de las leyes habilitantes para elaborar un decreto nacionalizando… los grandes monopolios (etcétera) y poniendo bajo el control de los trabajadores y los consejos comunales…”. No se podría deformar en forma más abusiva la realidad ni abusar hasta extremos tan inmorales de la confianza de una mayoría de las masas en el chavismo. El Socialismo del Siglo XXI acaba de parir un pequeño monstruo: un alquimista del pasaje bonapartista al socialismo.


El ‘marxista’ oculta que los decretos que harían el milagro de ahorrarnos la revolución socialista no emanan de un poder revolucionario sino de un poder establecido. Las ‘leyes habilitantes’ son una suerte de superpoderes a la enésima, o sea una usurpación del gobierno del pueblo, sea bajo la forma representativa burguesa (parlamento) o de la proletaria de los consejos (soviets). El monopolio de la violencia lo tiene un cuerpo separado de la sociedad y de las masas: las fuerzas armadas. El contenido social del régimen es capitalista, ¿qué fuerza interior lo motivaría a ir al socialismo? Por último, es curioso que al ‘marxista’ se le haya olvidado la Constitución, por otra parte elaborada por el chavismo, que prohíbe la expropiación de los capitalistas. Está claro que el cortesano dice lo obvio: Chávez está legalmente habilitado para nacionalizar industrias contra el pago de la indemnización correspondiente, y aún mayor que la correspondiente –como lo viene haciendo desde hace un par años. Por eso, cuando abogan por las nacionalizaciones que nos evitarían la revolución como tránsito al socialismo, el impostor Woods y su Corriente evitan decir que deben ser sin pago.


De este modo, el charlatán sostiene el pasaje al socialismo por medio de nacionalizaciones burguesas, es decir mediante la indemnización y la reparación económica de los capitalistas.


Por otro lado, la ‘movilización revolucionaria’ que los ‘marxistas’ utilizan como comodín para encubrir su apoyo al bonapartismo militar, no podría tocar al cuerpo militar, porque está amparado por la Constitución y por el régimen que estos ‘marxistas’ apoyan. Los ‘marxistas’ de Alan Woods son, entonces, unos impostores.


Naturalmente, el planteo tiene su pequeña trampa, pues podrá ser usado en el futuro para eximir al ‘marxista’ de cualquier responsabilidad por la ‘revolución bolivariana’, con el argumento de que no hizo el socialismo pacífico que le permitían las ‘leyes habilitantes’.


Detrás del cortesano siempre se esconde el traidor. Lo cierto es que en un artículo de su personal autoría, Woods dice que “Está claro que Chávez intenta usar el Congreso (del PSUV) para insuflar nueva vida en la revolución” (V Headline.com). O sea que el mismo que se niega a marchar al socialismo por la vía de los superpoderes, es el que alienta el proceso revolucionario. En realidad, el Congreso fue copado por la burocracia estatal, sea directamente o por medio de sus punteros. Las denuncias a este respecto colman las páginas de los blogs oficialistas. Lejos del socialismo, los progamas vitales del gobierno, como Barrio Adentro, pasan por una severa crisis; siguen sin firmarse los convenios colectivos; continúa la represión sicaria contra activistas clasistas; está bloqueada la formación de un sindicalismo independiente. Los ‘marxistas’ cortesanos son unos embusteros.


Alan Woods y su séquito proponen consejos obreros mientras se estrangula a los sindicatos independientes, y para cuidar sus espaldas señalan como objetivo principal ganar las elecciones parlamentarias de 2010. Es decir que los poderes comunales y toda la demagogia consejista sigue subordinada al parlamentarismo. Pero el chavismo enfrenta aquí un problema mayor que una derrota, pues incluso si gana deberá cuidarse de que su propia tropa no cambie de bando y acabe dando la mayoría al gorilaje. Estas deserciones han sido abundantes hasta ahora, en función de las contradicciones y corrupciones del proceso, pero no afectaban a la mayoría por ausencia de la oposición gorila. De modo que la atención que los ‘marxistas’ ponen en las elecciones parlamentarias es papel mojado, un taparrabos para las contradicciones cada vez mayores que enfrenta el proceso bolivariano.


Obreros y campesinos de Venezuela: cuidado con los charlatanes.