Un fantasma recorre China

La lucha de clases a cielo abierto

-Exclusivo de internet

Una crisis política “grave” (BBC) se desencadenó en la cúpula de gobierno de China cuando, a mediados de marzo, fue destituido el secretario del Partido Comunista de Chongqing -la ciudad más poblada del país, con más de 30 millones de habitantes.

Bo Xilai, hijo de un legendario líder del Partido Comunista, impulsó “construcciones de casas sociales en escala masiva, organizó una lucha contra el crimen organizado, representó un audaz intento para atenuar los efectos laterales del capitalismo”. Pero para The Economist: “El partido, que normalmente trata de suprimir cualquier expresión de simpatía hacia los líderes purgados, o ha fallado esta vez o no lo ha tratado con fuerza”.

El Wall Street Journal dice, en un editorial, que “El Partido Comunista purga a un líder popular” (16/3), mientras en los blogs de China se hablaba de ‘golpe de Estado’ y éstos se hacían eco de rumores de movimientos militares en Beijing -transmitidos incluso por la agencia oficial Xinhua, a la que cita a un vocero de la Oficina de Información del Estado en Internet (SIIO)”.

Las campañas de Bo contra el “crimen” incluyeron torturas y asesinatos. El ex jefe de policía de Congquin, hombre de confianza de Bo, se asiló en un consulado de Estados Unidos, ya que temía por su vida, y “ofreció revelar los más oscuros secretos” de su jefe (Bo Xilai) -asegura el Financial Times (4/3). La muerte en un hotel de un ciudadano inglés ex-empleado de la familia de Bo (la cual estuvo rodeada de circunstancias oscuras y por una discusión con la esposa de Bo) ha provocado un reclamo de investigación por parte del Reino Unido.

El primer ministro, Wen Jiabao, “implícitamente criticó al Sr. Bo cuando advirtió: ‘Existe también la posibilidad de que podamos repetir la trágica historia de la Revolución Cultural'”. Todo indica que el “debate” en la cúpula de la burocracia ha sido abierto, sin un final cercano a la vista.

Por arriba y “por abajo”

La economía china ha protagonizado una de las migraciones de población más importantes en la historia de la humanidad. Se calcula que entre 160 a 300 millones de campesinos se han desplazado a las ciudades de la costa.

En la provincia de Sichuan, en el suroeste de China, “los trabajadores siderúrgicos marcharon de a miles, a principios de enero, para exigir salarios más altos. Su huelga de tres días fue prolongada como pocas para una empresa del gobierno central”. No ha sido un movimiento solitario. “Las huelgas han crecido con frecuencia en fábricas de capital privado en los años recientes, con obreros que demandan mayores salarios y mejores condiciones (…) La capacidad del Partido Comunista para frenar la ola de descontento se está desvaneciendo -cuando las condiciones económicas probablemente sean más problemáticas” (The Economist, 28/1).

El crecimiento de la economía comienza a detenerse: los “estímulos”, mediante préstamos bancarios a la construcción, se han frenado. Masivos conglomerados urbanos orientados a sectores de “altos ingresos” permanecen sin vender. Esto ha dejado a los bancos con deudas de dudoso cobro. “El número de acerías con números rojos subió de 9 a 25 un mes después (…) a la industria metalúrgica, le espera un periodo malo. Algunas firmas tendrán que cerrar” (ídem).

La producción industrial ha caído durante los últimos cinco meses, “las fábricas han recibido menores órdenes” dice un informe de Reuters (31 marzo).

En los sectores más avanzados, como la industria electrónica de Guandong (sobre la costa), las luchas por mejores condiciones laborales y por la suba de salarios se han incrementado en los meses recientes, junto a la difusión que recibieron lsus miserables condiciones de trabajo.

En la ciudad de Shentzen, las plantas Foxconn emplean 1,2 millones de obreros. Allí producen y ensamblan la mayoría de los productos de Apple, Sony, Amazon, Cisco, Dell, Hewlet Packard, Intel, Microsoft, Nintendo, Nokia, Samsung, Toshiba y otras.

Foxconn y Apple acordaron subir los salarios y reducir la jornada laboral. Para Apple, el aumento de costos no es significativo (menos del 5%), ya que tiene 100.000 millones de dólares en caja. El anuncio no afectó las acciones del grupo que controla Foxconn, ni tampoco de Apple (Financial Times, 30/3). Los salarios chinos se encuentran entre los mejores de Asia, sólo son superados por Malasia y Tailandia (en la India, no se llega a la mitad de lo que son los salarios chinos -Financial Times, “Beyondbrics”, 30/3). Lo que realmente pesa es la caída de la demanda de Europa y Estados Unidos, los principales mercados de China, que han llevado al rojo la balance comercial.

Mientras los trabajadores de Europa y Estados Unidos asisten a una pérdidas de conquistas laborales históricas (con el aumento de edad jubilatoria, las reducciones salariales, la flexibilización laboral, etc.), los obreros chinos se afianzan en sus huelgas y movilizaciones -por lo que logran mejorar sus condiciones de trabajo con la reducción de la jornada, el aumento salarial y la incorporación de más personal. El joven proletariado chino hace su debut en el marco de la mayor crisis capitalista desde hace 80 años.

La “comuna” de Wukan

Las tenaces movilizaciones de los pobladores en el interior del país, quienes han sido despojados de las tierras que cultivan, es otro de los movimientos que están produciendo un giro en el panorama político de China.

En septiembre pasado, los residentes de Wukan acusaron a los funcionarios locales de quedarse con 110 millones de dólares del dinero obtenido por la venta del 80% de las tierras cultivables. Los líderes del movimiento fueron detenidos. Uno murió estando bajo custodia policial. Los wukaneses enfurecieron y yanto los funcionarios como la ciudad quedaron en manos de la comunidad. Las autoridades nacionales fracasaron en un intento de retomar la ciudad (Daily Telegraph, 14/12/11).

Los wukaneses impusieron elecciones locales a inicios de marzo. Una nota del Wall Street Journal titula “El voto de Wukan ofrece un nuevo camino a Beijing”. Los líderes de las protestas, encabezados por Lin Zuluan, ganaron la la elección y Lin fue designado jefe del Partido Comunista de Wukan, un poblado de la rica provincia de Guandong. Las “disputas por la tierra abarcan el 65%” de las protestas de las poblaciones del interior del país (Wall Street Journal, 4/3).

El debate del “nuevo curso”

La destitución de Bo Xila es el punto culminante del creciente descontento, huelgas y movilizaciones, así como del freno económico. Mientras que el desplazado Bo presionaba para mantener los emprendimientos del Estado y el “modelo” de Chonqguin de viviendas sociales y planes de trabajo, los miembros del Politburó -encabezados por Wen Jimbao- produjeron una serie de anuncios que están en línea con las exigencias que desde hace años hacen el FMI, la Unión Europea y el gobierno de Estados Unidos. Un organismo del Estado ha colaborado con un informe del Banco Mundial, el cual marca la línea de la ‘liberalización’ de la economía -o sea abrir el sistema bancario y el ingreso de capitales financieros. “La liberalización de la tasa de interés es un paso en dirección de la total convertibilidad del renminbi chino (yuan)” (Financial Times, 4/4).

El corresponsal en Beijing del FT dice: “Algunos analista sugieren que Wen está usando las reformas como arma para atacar la nebulosa de ‘intereses creados’ (…) otros dicen que está apostando al apoyo de poderosos elementos entre el partido al pedir una mayor liberalización de las finanzas y la economía”. Luego cita a un “prominente académico”, quien dice que “el esclerótico autoritarismo de un orden de capitalismo de amigos ha llevado a la emergencia de muchas de las condiciones sociales y políticas para producir una crisis del estilo de Tiananmen. Este refrán es común entre aquellos que vivieron los tumultuosos eventos de 1989, la última vez que el partido estuvo fracturado como lo está ahora” (4/4).

La cúpula de la burocracia está lanzada a una desesperada lucha por su supervivencia. El recurso de usar ‘estímulos’ monetarios y presupuestarios para hacer frente a la crisis mundial ha agotado sus posibilidades, por lo que China enfrenta la amenaza de “una aterrizaje de emergencia”. Tiene que producir un viraje, pero ese viraje implica un choque con los explotados chinos. En China se combinan la crisis de la restauración capitalista y la bancarrota capitalista mundial, por lo que en determinado momento se convertirá en el “eslabón más débil” de la cadena capitalista internacional -en especial, cuando emerja la politización del proletariado y de los campesinos.

China no enfrenta un retorno a “la revolución cultural” de fines de los 60, sino a un movimiento de envergadura histórica superior, el cual tiene una dirección de otro carácter.