Un gran paso adelante

Comité de Redacción de En Defensa del Marxismo (España)

La huelga general del 27 de enero ha sido una gran movilización de la clase obrera. Ha significado el punto álgido de un proceso de discusión y de lucha que se inició a mediados de noviembre pasado, cuando se hizo evidente la disposición agresiva del gobierno de imponer a toda costa la contrarreforma laboral, los decretos sobre los nuevos contratos-basura —de aprendizaje, de tiempo parcial— y los recortes de las prestaciones sociales.

 

Las direcciones sindicales de CC.OO. y UGT se vieron obligadas a convocar la huelga general … a causa de la creciente presión de las bases sindicales que habían convertido las asambleas y las manifestaciones de la jornada del 25 de noviembre en un clamor por la convocatoria de la huelga general.

 

La reticencia a convocar por parte de los Gutiérrez y Redondo hizo que la huelga se trasladase a enero, dando tiempo para que el Parlamento hiciese una votación de urgencia en pro de la reforma para desmovilizar a los trabajadores, presentando la protesta como obra de un grupo minoritario enfrentado al 90% de las Cortes  y sin posibilidades de rectificar un hecho consumado.

 

Pero ha sido precisamente esta implicación a fondo del gobierno-PSOE, apoyada en una extraordinaria beligerancia de la patronal y de todos los partidos burgueses —con un papel destacado por parte de Jordi Pujol—, la que ha dado al 27/1 el carácter de una verdadera tormenta política …

 

La huelga general ha sido un éxito porque ha superado toda clase de presiones y obstáculos: el miedo al paro, a la represalia de los empresarios, la imposición de servicios mínimos abusivos (de hasta el 40% en Catalunya-Radio), un despliegue inédito y avasallador de la policía y, por supuesto, una escandalosa campaña de intoxicación informativa en todos los medios de comunicación …

 

El 27/1 ha contado con el apoyo de todos los sindicatos de clase, incluso los de sector y los nacionalistas. Ha recogido la participación activa del grueso del movimiento asociativo popular (jóvenes, vecinos, parados, pequeños comerciantes, deportistas, intelectuales y artistas). Esto demuestra una vez más la unidad de la clase obrera en todo el estado español. De este modo, los sindicatos han retomado y ampliado su carácter vertebrador de toda la oposición social al gobierno y a los planes antiobreros de la burguesía.

 

Pero este avance de la clase obrera se ve todavía empañado por las limitaciones políticas, las que imponen las mismas direcciones sindicales, cuyo único objetivo es volver a negociar con el gobierno para limar lo más áspero y regular lo más arbitrario de la reforma.

 

Así, han dejado al 27/1 sin perspectivas de futuro, sin nuevas convocatorias para continuar ni objetivos precisos más allá de la modificación de la reforma y la exigencia de una nueva política que estimule el crecimiento económico.

 

Aun así, las consecuencias serán —ya son— profundas. Se ha desnudado el último engaño electoral del PSOE, “el cambio del cambio”, apareciendo ya como un vehículo para la hegemonía de la derecha, para la ruptura del equilibrio establecido en los Pactos de la Moncloa, despojando a la clase obrera de derechos fundamentales y marginando a los sindicatos (cuando la dirección del PSOE prometió lo contrario hace sólo 6 meses).

 

La situación política deriva hacia la polarización y el enfrentamiento. La patronal trata de que las direcciones sindicales negocien un pacto de rentas para evitarse las luchas inminentes por los convenios.

 

No hay que dar tregua. Los trabajadores concientes hemos de exigir un plan de lucha de los sindicatos para que se retire la reforma laboral, para abordar los convenios con éxito y para alcanzar las reivindicaciones.

 

Hay que combatir esos objetivos precisos, mantener la unidad de acción y prepararse para continuar la lucha, incluyendo una nueva huelga general si el gobierno sigue sin ceder.