Un gran plan de lucha contra la guerra

Huelgas en Italia y Francia

Las manifestaciones del pasado sábado 15 en las ciudades europeas, fueron menos importantes que las de un mes atrás, pero aseguraron la continuidad del potente movimiento de masas contra la guerra y, por lo mismo, prepararon las próximas jornadas. Esas manifestaciones se inscriben en un cuadro de iniciativas, actividades, debates, desarrollos políticos y organizativos, de una verdadera importancia histórica.


 


La continuidad del movimiento


La jornada del 15 de febrero fue un verdadero viraje; con ciudades europeas en las que prácticamente el conjunto de la población salió a la calle. Pero interesa también señalar otros rasgos, que suelen ser ocultados y diluidos por los partidarios de una “solución pacífica de desarme”.


La movilización está siendo impulsada y desarrollada por un colectivo de organizaciones en el cual hay un conjunto numeroso que integra esta lucha a su combate general contra el capitalismo y el imperialismo. Para centenares de comités y decenas de miles de militantes y activistas, el combate contra Bush es contra un sistema social y político; contra la barbarie capitalista que se expresa en Irak y se manifiesta en todo el mundo.


Luego, las organizaciones del movimiento obrero, en fábricas y en lugares de producción, están directamente implicadas en el movimiento desde su comienzo. Hubo un paro de 15 minutos convocado por los sindicatos, que tuvo un seguimiento del 80 por ciento en las grandes empresas españolas. La manifestación del 15 de marzo en Milán, la más numerosa (700 mil personas), fue convocada por la CGIL. El método de la huelga general ya está presente y hay decisiones de convocatoria para el día que Bush lance su ofensiva militar abierta.


Finalmente, la movilización tiene una coordinación mundial y particularmente europea, y está afectando con particular intensidad a Gran Bretaña, Italia y España. Por supuesto, se trata del hecho de que los gobiernos de Blair, Berlusconi y Aznar son los apoyos de Bush en Europa, pero sobre todo de que el movimiento obrero y la población pueden expresar claramente en estos casos su oposición a la guerra, el retroceso social de los programas de estos gobiernos y el autoritarismo violentamente antidemocrático. En lugar de partir de la “unión nacional”, la guerra parte de una oposición abierta y callejera de la mayoría de la población, del enfrentamiento social y político con los trabajadores, de la disgregación de los partidos políticos burgueses y capitalistas.


 


El desarrollo en Francia


En París, la manifestación fue masiva pero también inferior a la de un mes atrás. Pero 70 a 80.000 personas es un dato político valioso en el actual contexto francés, más aún cuando a nivel nacional se duplica esta cifra – con la importancia de marchas como la de Marsella.


Claro está que en Francia no hubo prácticamente campaña por la manifestación y el llamado de muchas organizaciones se hizo en nombre de “una solución pacífica y negociada”, es decir de apoyo a las posiciones del gobierno de Chirac. La crisis entre los gobiernos francés y alemán y la política de Bush es muy significativa e importante, pero Chirac trató de limitar sus perspectivas y se ubicó claramente en el campo de los agresores de Irak y su pueblo, aunque con otros métodos.


La posición “oficial” de las 150 organizaciones que llamaron a la marcha es que “hay que tomar todo lo que contraría los emprendimientos belicistas de Bush” y reclamar del gobierno Chirac que “vaya hasta el final de sus palabras, utilizando todos los medios a su disposición” (Rouge, 13/3). Se trata precisamente de lo contrario: la movilización será poderosa en tanto no se tenga ninguna confianza en la actitud de los gobiernos; en tanto sea la expresión de la oposición a la guerra y a la agresión contra Irak y no el apoyo a otras variantes imperialistas.


Hay que tomar todo lo que permite y favorece la salida de la población a la calle y su enfrentamiento con el belicismo bárbaro de Bush.


 


Los próximos días


La coordinación internacional contra la guerra que se reunió en Londres el 1° de marzo, con representantes de coaliciones nacionales de 25 países, y que convocó a las marchas del pasado sábado, en solidaridad con la manifestación de Washington, convocó al mismo tiempo: el 21 de marzo, a una jornada de solidaridad en los lugares de trabajo; el día del ataque, a movilizaciones masivas en los centros de las ciudades de todo el mundo; el sábado siguiente, a manifestaciones inmensas en todas las capitales.


La constitución de comités locales es otro elemento que indica la fuerza del movimiento.


Las condiciones de una poderosa movilización de la población contra la barbarie imperialista, callejera, en los lugares de trabajo, de estudio y en los barrios, se están desplegando, con su potencialidad y, claro está, con sus dificultades. La clarificación política sobre la naturaleza de la guerra y la lucha contra la política del capitalismo se podrá procesar en este cuadro.