Internacionales
10/10/1996|514
Un Papa cubano
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Los cables anuncian que el Papa arribará a Cuba probablemente “entre abril y junio de 1997″ (Clarín, 26/9). El propio Castro aprovecharía una visita que tiene antes a Italia, en noviembre, para entrevistar al Papa. ‘Prudente y pluralista después de todo, la Iglesia católica cubana -dice Le Monde, 20/9-se apresta a jugar un rol activo en un eventual proceso de transición política”. EL diario francés recuerda que “a diferencia de otros países latinoamericanos, la tradición laica está muy anclada en Cuba, donde no existió partido demócrata cristiano, ni un diario católico”.
El mismo Le Monde informa, sin embargo, que se ha producido un “fuerte crecimiento” de las prácticas religiosas, precisamente durante “el principio de este decenio. Según un reciente sondeo realizado por la filial de Costa Rica de Gallup, 60% de los cubanos declaran haber participado de una ceremonia religiosa en el curso de los tres últimos meses. ‘En los años 60, el 20% de las familias demandaban funerales religiosos. Hoy la proporción asciende a cerca del 70%, la existente en la época anterior a la revolución’, hace notar Monseñor Carlos Manuel de Céspedes, vicario general de la Iglesia católica” (ídem).
Esta prédica -dice Le Monde- ha sido “estimulada por las reformas económicas” y alentada directamente por el gobierno. “Las conversaciones con los dirigentes cubanos son frecuentemente coloreadas de referencias positivas sobre el rol ético de la iglesia católica. Compañero próximo de Fidel Castro y ‘papa’ del cine cubano, Alfredo Guevara subraya: ‘La iglesia da una orientación rica en enseñanzas para los militantes. Sin ser religioso, yo creo que es urgente consagrar un minuto por día, un día por semana y una semana por mes a la meditación espiritual”’ (ídem).
Las cosas van tan rápido que ya se está candidateando como “‘papable’ de primera categoría” al arzobispo de La Habana, Jaime Ortega, “uno de los personajes más populares de la isla”. “Este hombre cordial -dice siempre Le Monde-, de 60 años, sería un serio candidato si el próximo cónclave decidiera elegir un representante del tercer mundo para suceder a Juan Pablo II”.