Una Constitución anti-huelga y anti-reforma agraria

Poco antes de que el CNA aprobara la Constitución “interina” que pactó con el gobierno racista, la Cosatu —la central sindical sudafricana políticamente ligada al CNA— convocó a una huelga general en repudio a sus cláusulas antiobreras.


Entre los “derechos de propiedad” que garantiza la Constitución figuran el derecho al lock out —es decir, la potestad patronal de cerrar las fábricas y suspender la producción como un arma de lucha contra sus obreros— y el derecho a despedir obreros huelguistas… que con su acción violarían el sacrosanto “derecho a la propiedad”. Pero la huelga anunciada por la Cosatu fue levantada por la intervención del stalinismo y, en particular, por la presión personal de Joe Slovo, su máximo dirigente.


La cláusula constitucional antihuelgas tiene una importancia sustantiva frente a los conflictos que se vienen desencadenando sistemáticamente —en la actualidad, por ejemplo, se está desarrollando una importante huelga salarial en las minas de oro— y sobre todo frente a la ola de huelgas y reclamos que se espera para cuando asuma el “gobierno de mayoría negra”.


La Cosatu no ha sido la única organización popular que ha criticado la Constitución de Mandela y De Klerk. El Comité Nacional por la Tierra denunció que “las cláusulas que garantizan el derecho de propiedad efectivamente sabotearán las posibilidades de una reforma agraria”. Según informa una organización norteamericana de solidaridad con el pueblo sudafricano (US-SA Sister Community Project) “más de 80 comunidades rurales han amenazado con reocupar por la fuerza las tierras de las que fueron desplazadas. Las comunidades, que son parte de la Campaña por el regreso a la tierra, organizada por el Comité Nacional por la Tierra, han estado protestando por meses en oposición a la cláusula de la propiedad de la Constitución interina, que sospechan evitará su recuperación de la tierra porque no tienen dinero para pagar. Su amenaza de reocupar llega después de varios intentos (evidentemente infructuosos) de ser oídos en las negociaciones entre los principales partidos en las negociaciones multipartidarias”.


El rechazo de las cláusulas antipopulares y las amenazas de huelgas y ocupaciones de tierras están señalando un relativamente avanzado grado de diferenciación política en el seno de las organizaciones populares respecto de la política oficial del CNA. Otra manifestación de esta oposición son las victorias de candidatos opositores a la “línea acuerdista” en las elecciones internas del CNA: el ejemplo más relevante es el de Winnie Mandela, ex esposa del líder del CNA, que ganó en Transvaal, la región más poblada del país, contra la oposición de todo el aparato partidario.


En este cuadro, es significativa otra información suministrada por la organización norteamericana antes mencionada: “durante meses se ha venido debatiendo en círculos sindicales la idea de la formación de un partido de los trabajadores”.