“Una técnica típica de las SS”

El general sionista Arye Biro —un hombre que “peleó todas las guerras de Israel” (The Washington Post, 19/8)— acaba de hacer revelaciones lapidarias sobre el régimen sionista.


Biro confirmó viejas denuncias árabes, reiteradas en recientes estudios de historiadores israelíes: que durante la guerra de 1956, la unidad a su mando asesinó a prisioneros egipcios desarmados —que se habían rendido a sus tropas (ídem). Pero no sólo esto.


El asesinato a sangre fría de prisioneros desarmados fue una práctica sistemática y persistente del ejército sionista. Poco después de Biro, “el historiador militar Arye Yitzak, de la Bar Ilan University, acusó a la unidad de reconocimiento ‘Almond’ de asesinar a cientos de egipcios que habían abandonado sus armas y que habían huido al desierto durante la guerra de 1967” (ídem). En todos los casos, los egipcios fusilados fueron obligados, previamente, a cavar sus propias tumbas, lo que, con razón, llevó al “activista de izquierda Uri Avinery a denunciar que ‘se trata de una técnica típica de las SS. Es una historia nazi, en el sentido literal de la palabra’” (ídem).


Los “hombres de Estado”, entre ellos los dos máximos dirigentes de los dos principales partidos sionistas, Ariel Sharon (del Likud) y el hoy primer ministro Yitzhak Rabin (del partido Laborista), han reaccionado mal a estas denuncias. Pero el general Biro ya puso sobreaviso a todos estos “pioneros” que “si intentan arrojarme a las fieras, voy a hablar más” (ídem) …


Luego de estas denuncias, el gobierno relanzó un proyecto largamente reclamado por los servicios de inteligencia israelíes: la legalización de la tortura contra los detenidos palestinos. Rabin reclamó “dejar las manos libres al servicio secreto” para “utilizar medios de interrogatorios más estrictos” (Clarín, 25/8). En la misma sintonía, “el ministro de policía, Moshe Shahal, dijo que impulsará una nueva legislación que proteja a los interrogadores de procesos criminales si un detenido muere” (ídem). Como cualquier palestino puede ser detenido sin orden judicial —basta que se lo señale como “sospechoso”— equivale a la legalización del terrorismo en masa.


¡Pero los servicios secretos israelíes ya están aplicando sistemáticamente torturas brutales a todos sus detenidos! Desde septiembre de 1994, los servicios de inteligencia sionistas fueron autorizados a realizar “interrogatorios reforzados” a sus detenidos. Betselem, una organización israelí defensora de los derechos humanos denuncia que son usuales las prácticas de “largas privaciones de suelo, golpes, insultos, humillaciones, violencias diversas, aplicación de shocks eléctricos” (Le Monde, 26/8). La aplicación del ya legalmente permitido “titulim” —un método de tortura que consiste en el “sacudimiento violento” de los prisioneros— provocó la muerte de un militante palestino en el pasado mes de abril. A todo esto se deben agregar las “operaciones encubiertas” —es decir, los asesinatos de militantes y dirigentes palestinos ordenados por el gabinete o la cúpula militar.


La dirección de la OLP —que mantiene un acuerdo de principios con el sionismo— no sólo ha guardado hasta ahora un riguroso silencio, sino que la propia policía política de Arafat “aplica los mismos métodos brutales de tortura a sus prisioneros … los que son cometidos con la aprobación de Israel, jurídicamente responsable como potencia ocupante, de todo lo que pase en los territorios palestinos” (ídem).  Esto ocurre porque, según denuncia Eitan Felner, director adjunto de la ya mencionada Betselem, “un acuerdo secreto de cooperación entre el Shin Beth (policía política sionista) y el SSP (policía política de Arafat) para dividirse las tareas en Cisjordania se firmó en Roma en enero de 1994” (ídem). La ”colaboración” incluye la detención por la policía de Arafat de militantes palestinos “a pedido” de los sionistas y  su entrega a los represores israelíes. Como los sionistas, la policía política de Arafat detiene palestinos sin orden judicial alguna.


Rabin no tuvo empacho en reconocer, “de acuerdo a miembros de su gabinete, que existe un entendimiento entre el SSP y el Shin Beth. El SSP tienen libertad de acción en la ribera occidental del río Jordán —aunque no en Jerusalen oriental— a cambio de cooperación contra militantes islámicos …” (The Washington Post, 29/8).


La colaboración represiva entre Arafat y Rabin contra el pueblo palestino es el “corazón”  de la “autonomía palestina”.