URUGUAY

¿El fin de la “luna de miel”?

Cuando no habían transcurrido ni cien días de la asunción de Mujica, las elecciones departamentales le han dado un duro golpe al gobierno frenteamplista. En estas elecciones, el Frente Amplio perdió cuatro de las ocho intendencias que gobernaba desde 2005 (Salto, Paysandú, Treinta y Tres y Florida) y alrededor de 150.000 votos en Montevideo y Canelones, donde se concentra el 60% de la población. Por primera vez desde 1971 se ha invertido la tendencia en su acumulación electoral.

Aunque el Frente Amplio mantuvo, como desde 1990, el gobierno municipal de Montevideo, obtuvo el 44,01%, mientras que, en 2005, Ricardo Ehrlich había logrado el 60,9%. Significativamente, la pérdida de votos frenteamplista no se trasladó a los partidos tradicionales. Aunque los blancos reconquistaron Paysandú, Treinta y tres y Florida, y los colorados ganaron en Salto, los partidos tradicionales de la burguesía no crecieron en votos ni en Montevideo ni a nivel nacional, incluso cayeron en algunos departamentos. La sangría de votos frenteamplista se expresó en el crecimiento del voto en blanco o anulado, que pasó de un 2-3% en las elecciones anteriores a un 10% en el plano nacional, y trepó al 14% en Montevideo y Canelones (Brecha, 21/5). El frenteamplismo no votó por el FA sino por la abstención, o sea por el repudio al FA.

El significado del ‘voto castigo’

El conjunto de los analistas políticos, especialmente los progresistas, ha interpretado este retroceso del Frente Amplio en términos de factores locales, o enfatizando el rol de las polémicas internas en torno forma en que se designó a la candidata en Montevideo; votantes socialistas, por ejemplo, se habrían negado a votar a la candidata designada – del partido comunista. Esto no puede explicar un ¡14%! de votos en blanco.

Lo que ocurrió fue que la gestión de Mujica colmó el vaso que se había llenado lenta pero firmemente con el tiempo. Mujica ha reiterado que mantendrá vigente la ley de impunidad a los asesinos de la dictadura, pese a que más de 1.105.000 personas votaron por su nulidad en octubre (contra el boicot de la dirección del Frente Amplio). Mujica se encarnizó contra los empleados estatales desde los medios de comunicación, para preparar las condiciones para una “racionalización” de la planta. El semanario de la derecha del FA, Brecha, denuncia que Mujica “apela únicamente a la inversión extranjera directa como factor de desarrollo” y “reduce a un mero asistencialismo la lucha contra la pobreza” (14/5). Mujica había convocado al conjunto de los popes capitalistas y a los jefes de los colorados y blancos para anunciar, en Punta del Este, que jamás serían afectados por expropiaciones o suba de impuestos (“No les vamos a quebrar el lomo con impuestos”, ver PO Nº 1.128).

Después de seis años de gobierno frenteamplista, la clase obrera ha retrocedido en sus derechos: según estadísticas oficiales, cerca del 25% de los uruguayos no logra completar la canasta de alimentos, los trabajadores sin cobertura social son más del 40% y se extienden las tercerizaciones y salarios por debajo de convenio, bordeando el mínimo nacional, mientras que el 15,4% está incluso por debajo del “piso”. Mujica ha respondido al pedido de la central sindical de duplicar el salario mínimo anunciando que aumentará sólo un 20%… a partir de 2011 (San Luis, 30/5; Brecha, 7/5). Esta misma semana, el proyecto de ley para gravar las rentas que los uruguayos residentes tengan en el extranjero y facilitar el levantamiento del secreto bancario fue modificado, dejando afuera la parte que gravaba a las empresas (El País, La República, 30/5).

Perspectivas

Como lo señala un analista, “una parte del electorado del frente se animó a manifestar su rebeldía y dio un primer paso en una tendencia que puede ser centrífuga si no se produce un cambio en la fuerza política” (Brecha, 14/5). Esta rebeldía se manifiesta soterrada, desde hace tiempo, en el movimiento sindical. El PIT-CNT, que ha sido furgón de cola de los gobiernos ultracapitalistas del FA, enfrenta ahora, abiertamente, una crisis enorme. La burocracia sindical se ve enfrentada a un número creciente de sindicatos que reclaman la ruptura de la larga ‘tregua’ con estos gobiernos. Se avecina una lucha obrera-sindical en toda la línea y una crisis política en los sindicatos. Un reciente intento de expulsar al presidente de Adeom (municipales), a pedido de la que en pocos días será la flamante intendenta ‘comunista’ de Montevideo, para que el sindicato se allane a la política oficial, fue rechazado en dos asambleas masivas y el compañero repuesto en su posición. Las listas frenteamplistas del sindicato se dividieron bajo la presión de la base. Los municipales, un ‘dolor de cabeza’ constante para todos los gobiernos patronales, ha mantenido su independencia sindical en forma ininterrumpida.

Ya hubieron declaraciones de los sindicatos de Ancap, la petrolera uruguaya, contra el gobierno por los dichos de Mujica contra los trabajadores públicos; lo mismo en estatales de Cofe. Hubo una concentración de los docentes el mismo día que asumían las autoridades designadas por el gobierno para la enseñanza. Hubo un paro general de todo el transporte por la inseguridad que tienen los trabajadores en el desarrollo de sus tareas. La Mesa Representativa del PIT-CNT votó un paro general parcial para el 9 de junio en el área metropolitana. En dicha sesión hubo también una propuesta, votada en minoría, de paro de 24 horas. La plataforma es muy vaga, pero plantea el aumento salarial, el trabajo y la anulación de la ley de impunidad.

El 20 de mayo se produjo una marcha de masas por la avenida 18 de Julio para rechazar la posición del gobierno sobre la vigencia de la ley de impunidad, y ya se instaló una comisión integrada por sindicatos y organizaciones de derechos humanos para movilizarse y exigir al gobierno su anulación.

En definitiva, la importancia de lo que ocurre en Uruguay es la siguiente: los votantes del FA se han diferenciado por izquierda, a diferencia de lo que ha ocurrido en otros países. Grande, orientales.