Uruguay: el significado político de la lucha educativa

La Clase, Uruguay

En las últimas semanas se ha producido un quiebre entre el movimiento popular y el gobierno.

 

Las luchas en la educación enfrentaron por el vértice la política de austeridad y de represión del gobierno de Tabaré Vázquez, como lo demostraron las asambleas docentes y estudiantiles, así como la movilización histórica de más de 60.000 personas el 27 de agosto contra la declaración de la educación como ‘servicio esencial’, limitando así el derecho de huelga. El desconocimiento del decreto por parte de las asambleas docentes cuestionó el poder del Estado, algo que no se veía desde la dictadura. En la defensa del decreto antihuelga, Vázquez tuvo como único aliado a Edgardo Novick, candidato del derechista del Partido Colorado.

 

Vázquez, que ganó con el 54% de los votos hace apenas nueve meses, se enfrentó a una crisis de la regimentación de las organizaciones populares y de su propio partido. En escaso tiempo, ha sido deteriorada su capacidad de arbitraje político en un período en que el endeudamiento público y privado supera el 60% del PBI, hay una acelerada inflación, que pisa los dos dígitos, y una crisis industrial que no cesa. La disparada del dólar, que el Banco Central ha salido a contener esta semana (sus ventas de divisas superaron a las de 2008, durante la crisis financiera) dio muestras de una masiva fuga de capitales.

 

La lucha no se detiene

 

El presupuesto enviado el lunes 31 de agosto -para los próximos dos años- niega las reivindicaciones de los gremios de la enseñanza y la salud, mientras satisface las demandas de exoneraciones y subvenciones de las grandes multinacionales; mantiene la estructura impositiva basada en la confiscación de los salarios y continúa con el saqueo de las mayorías nacionales a través del pago de la deuda externa. Los trabajadores y estudiantes han comprendido este problema, y es por eso que, a pesar del levantamiento de la huelga docente y los paros en la enseñanza, continúan las movilizaciones en los próximos días y las ocupaciones en los liceos, como en el Zorrilla y el Miranda, en el Instituto de Profesores Artigas, Educación Social y Magisterio.

 

Un dato central ha sido el resurgimiento del movimiento estudiantil secundario combativo -luego de más de diez años- que apoyó decididamente la huelga docente, impulsando ocupaciones, cortes de calles y masificando el debate entre los estudiantes.

 

La izquierda

 

No estamos frente el desenlace de un conflicto en la arena educativa, sino en el filo histórico de una nueva etapa de acelerado agotamiento político del Frente Amplio en el gobierno y de la oposición derechista. El conflicto educativo ha delimitado campos: de un lado, quienes defienden los intereses de la burguesía nacional e internacional y, del otro, quienes abrimos una perspectiva política de salida anticapitalista, en función de los intereses populares. Es necesario sacar todas las conclusiones de este proceso y dar a las luchas que recorren el país un curso estratégico.