Venezuela, el chavismo frente a su ajuste

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Maduro buscó dar una prueba de fuerza con la aparatosa conmemoración del primer aniversario de la muerte de Hugo Chávez, el 5 de marzo. Anunció la ruptura de relaciones diplomáticas con Panamá por instigar una intervención de la OEA y ratificó la acción policial contra las “guarimbas”, como se conoce a las barricadas promovidas por un sector de la oposición. Capriles, por su lado, ha advertido sobre el desgaste de las protestas, que ahora cumplen un mes, con una oposición dividida. Para el corresponsal de El País (5/3), “la estrategia de Leopoldo López se inclina por provocar la caída a corto plazo del gobierno de Maduro y la de Henrique Capriles se orienta a acumular fuerzas”.

Derrumbe económico y ajuste

La situación económica es el punto nodal de la crisis. Las reservas internacionales cayeron un 20% en el último año. Sidor -la gran empresa siderúrgica- trabajó durante 2013 a un tercio de su capacidad y sufre la paralización de algunas de sus líneas por la falta de insumos. El menor trabajo en las cementeras ha llevado a un retroceso del 70% en la construcción de viviendas de la Gran Misión con respecto a febrero de 2013. En Venezuela, ‘a la Kicillof’, el gobierno busca unificar los tipos de cambios de las divisas, que están entre el 6 y 11 bolívares para los oficiales y 80 para el paralelo, mediante devaluaciones de aproximación. Además de un nuevo sistema de subasta de divisas, a 30 ó 40 bolívares, el gobierno tiene en carpeta aumentar el precio de los combustibles, que es de monedas, pero que desvía al mercado interno un tercio de la producción de PDVSA. Una medida similar, en febrero de 1989, provocó el ‘caracazo’, que dejó cinco mil muertos. PDVSA destina también gran parte de sus exportaciones a pagar la deuda con China, que se calcula en 40 mil millones de dólares.

El gobierno ha inaugurado, en este cuadro, mesas regionales de diálogo y una Conferencia Nacional de Paz. En el caso de los empresarios, participa Lorenzo Medina, referente del pulpo alimenticio Polar, que acercó un planteo de doce puntos, entre los que se destaca la libertad para despedir (que justifica para combatir el ausentismo y elevar la productividad), el pago de deudas por importaciones y el acceso “dinámico” a divisas. El empresariado antichavista utiliza las reuniones de paz como tribuna de un programa alternativo, mientras el opositor Movimiento de Unidad Democrática lo boicotea, atribuyéndole un carácter distraccionista.

El movimiento obrero

Del lado del movimiento obrero, un sector de trabajadores petroleros se movilizó el 7 de marzo bajo la consigna “Maduro, amigo, PDVSA está contigo” (Aporrea, 7/3). Otro sector, entre los cuales figura la Central de Trabajadores de Venezuela y la Alianza Sindical Independiente, ha impulsado un “Manifiesto por los Derechos Humanos y el diálogo social”, que reclama el cese de la represión oficial y exhorta al gobierno “a convocar a todos los actores sociales a un diálogo nacional para buscar soluciones consensuadas a la crisis institucional”. La corriente que encabeza Orlando Chirino, durante largo tiempo defensor acérrimo del chavismo, impulsa un encuentro sindical para fines de marzo, para discutir un plan de lucha y un plan económico alternativo.

Los trabajadores venezolanos cargan con el peso del desabastecimiento y de la carestía, y cargarán con la mochila del ajuste. El desafío que plantea la crisis es una oportunidad para modificar las relaciones en el movimiento obrero, para orientarlo hacia la independencia de clase.

Gustavo Montenegro



 

Vea también:

“Venezuela: el trasfondo de la crisis política” (PO Nº 1.304) y “Adónde va Venezuela” (PO Nº 1.303).