Victor Jara: Treinta y seis años de impunidad

Fue a la usanza campesina, como alguna vez se prometieron con su compañera Joan Jara, como era su raigambre, la costumbre campesina del funeral de tres días. En su guardia de honor, durante dos días circularon diversos personajes, y corrientes políticas de izquierda, en el galpón que lleva su nombre, entre ellas Michelle Bachelet.

Desde la plaza Brasil en el centro de Santiago, lo acompañaron las más diversas expresiones del arte popular, con cantos, batucadas, danzantes de diabladas nortinas, sus canciones coreadas por miles de gargantas, cantadas en medio de la marcha por cantadores populares, fue un festejo popular a la vida, hasta el cementerio general, regresando al lugar donde hace treinta y seis años fue enterrado por su sola compañera, durante la dictadura militar.

Victor Jara, hizo así su entrada a la historia grande, aquella que no perece ni duerme en los textos escolares, sino que se proyecta como fuente de vida en el ideario popular, en las noches de guitarreos en una huelga, en los parlantes atronadores de las marchas y movilizaciones de los explotados y los oprimidos del mundo.

Los “derechos humanos”

Cuando caminábamos nos encontramos con compañeros y compañeras, que siguen en la lucha, y nos toca oír, sus emociones y sensaciones cuando una de ellas, Francisca Rodriguez, actual dirigenta de Anamuri, nos relata como fue que encontraron su cuerpo con otros compañeros, destrozado por cuarenta y cuatro impactos de bala, su incredulidad, su dolor, ante el ensañamiento cruel de la horda militar.

Y, sin embargo la impunidad, con su halito frío nos deja en silencio. En Chile no hay justicia, es más, día a día, bajo los gobiernos democratoides se continúan perpetrando violaciones a los derechos de los pueblos, de los trabajadores y a los derechos humanos.

La decadencia del capitalismo dejó atrás los lloriqueos de un presidente como Aylwin, frente a la nación por los torturados y muertos en dictadura, cuando él fue uno de los políticos que se encontraba a la vanguardia de la furia burguesa por la insolencia liberadora y socialista de la clase obrera y el pueblo chileno en 1973. Se abrió el canal represivo, frente a los primeros atisbos de un reagrupamiento popular y se desencadenó nuevamente la furia policial, con ya numerosas victimas, de los mapuches, los trabajadores forestales, los pesqueros y la violencia diaria en contra de la protesta popular frente a las condiciones de vida.

La impunidad fue pactada con la dictadura militar. Los demócratas burgueses,-la Concertación- gobiernos de recambio de la dictadura digitados permanentemente por el imperialismo, han colocado sus mayores esfuerzos para lograr la justicia en la “medida de lo posible”, asegurándole al tirano una muerte sin sobresaltos al igual que a sus esbirros. Los tribunales colaboran entusiasmados en esta tarea, al igual que el parlamento.

Esto explica, que a treinta y seis años del asesinato de Victor Jara, todavía no se encuentre a los culpables.

La Universidad Diego Portales, universidad privada, hace quince días entregó su informe sobre los derechos humanos en Chile, en ellos se consignan, los múltiples atropellos en diversos ámbitos, que sufren estos derechos, incluso la detención y desaparición de un joven sureño, por fuerzas de carabineros, en plena democracia, que produjo inmediatamente una respuesta aireada de el ministro de gobierno Viera Gallo, negando esta situación, sin embargo, la mejor prueba que esto es así es el silencio pactado y cómplice de los principales medios a este informe.

Victor Jara fuiste ese sábado cinco de diciembre como un rayo que atravesó el cielo santiaguino, convirtiéndose después del silencio en un trueno que sonó como un eco en las miles de gargantas de los que te acompañaron, jamás habrá perdón ni olvido.