Juventud

6/5/2015|1362

Culebrón de carpetazos en la UBA

Escándalos de corrupción acorralan a la gestión de Barbieri

Dirigente de la UJS - PO y Presidente de la FUBA


Las renuncias del vicerrector Richarte, por sus vínculos con la Side, y del decano de Económicas. Giusti, denunciado por violencia de género y corrupción, podrían no ser las últimas en la UBA.


 


 


La semana pasada, en los pasillos de la universidad corrió el rumor de que el rector Barbieri le habría rechazado la renuncia a su secretario de Hacienda, Emiliano Yacobitti. Yacobitti es el principal dirigente de la agrupación Nuevo Espacio, ex Franja Morada, y preside la UCR porteña junto a Juan Nosiglia, el hijo del “Coti”, quienes se ufanan de “haber creado” la candidatura de Martín Lousteau. “Yaco” es un socio de la primera hora de Richarte y de Giusti, pero además comparte con este último la dirección de una empresa inmobiliaria (Inmu-Ideas), cuyo domicilio coincide con la fabricante de maquinaria agrícola Indecar SA. Esta empresa, presidida por Ricardo, otro hombre fuerte de la camarilla de Económicas, fue denunciada el año pasado por recibir 5,4 millones en concepto de subsidios por parte del Ministerio de Industria K de Débora Giorgi, en una operación difícil de justificar (ver La Nación, 8/10/14).


 


 


El rector Barbieri procura detener la sangría y ocultar la crisis. Pateó para adelante la reforma en los preuniversitarios y es en este mismo sentido que, tras rechazar la renuncia de Yacobitti, apuró la escandalosa designación de César Albornoz al frente de Económicas (en una sesión del Consejo Directivo donde actuaron patovicas que no permitieron ingresar al único consejero opositor).


 


 


Albornoz era el segundo de “Yaco” en la secretaría de Hacienda y muchos lo mencionan como el “tesorero de Barbieri”. Es notable que antes de Yacobitti, la secretaría de Hacienda de la UBA estaba en manos de… Giusti, quien ya ocupaba ese cargo en la gestión de Schuberoff. Estamos frente a una “calesita” mafiosa, de funcionarios que se van turnando en los principales cargos y que provienen de los años '90, cuando la UBA se hizo famosa por sus escándalos de corrupción, que llegaron a involucrar propiedades por varios millones de dólares en Miami. Son los mismos que, en 2006, impulsaron la candidatura del videlista Atilio Alterini como rector. Para defender a Alterini, armaron una patota de barrabravas dirigida por Yacobitti y Jorge Anró, capo del sindicato no docente y miembro de la comisión directiva de Boca, que atacó brutalmente a los estudiantes de la Fuba. La rápida y masiva movilización estudiantil que generó esa golpiza, televisada en vivo por varios medios de comunicación, sepultó las posibilidades de Alterini y obligó al gobierno de Néstor Kichner a intervenir. Desde allí, los pactos entre kirchneristas, radicales y macristas dominaron el escenario. En particular, los acuerdos de De Vido con Económicas pavimentaron el ascenso de Barbieri, cuyo rectorado está ahora volando por los aires.


 


 


Se ha creado una nueva situación en la universidad, que consiste en que el entramado podrido entre el Rectorado y el gobierno está crujiendo, al compás de la crisis política nacional. La sucesión de carpetazos amenaza con proseguir y tiene la virtud de dejar buena parte de la porquería a la luz. 


 


 


Las tareas de la Fuba y el próximo Congreso


 


 


En este contexto, hemos convocado a un plenario abierto de la UJS para el próximo sábado 9 de mayo, y nos preparamos para defender la conducción de la Fuba en el próximo Congreso.


 


 


Llegaremos fuertemente movilizados. Hemos presentado un proyecto en el Consejo Superior, que se replicará en todos los consejos directivos de las facultades, por la investigación de las denuncias contra Giusti, la anulación de la elección trucha de Albornoz, la separación de Richarte de todos sus cargos, la suspensión del secretario de Hacienda Emiliano Yacobitti, la apertura de las cuentas de su secretaría y la conformación de una comisión investigadora independiente para terminar con la corrupción y las cajas negras. Más que nunca, la derrota de los representantes del Rectorado en el Congreso de la Fuba es una necesidad patente para restituir la salud de la universidad pública.