Los estudiantes más jóvenes de la UBA le están dando una dura lección al inefable rector de la universidad, el kirchnerista Rubén Hallú. La intervención ‘destituyente’ del Colegio Nacional de Buenos Aires se había producido a días del inicio de las vacaciones de invierno, con el objeto de licuar una reacción estudiantil. Durante el receso, Hallú se valió del poder de la ‘dedocracia’ para designar nuevos vicerrectores, que trabajaran por el cese del conflicto y permitieran entregarle (o devolverle) el histórico colegio a la Franja Morada de la Facultad de Derecho. Agustín Zbar era el candidato cantado de la camarilla radical de Derecho, que está encabezada por Carlos Mas Vélez, presidente de la UCR Capital y secretario general de la UBA.

Recordemos, una vez más, que la universidad está co-gobernada por un pacto que unifica a radicales con peronistas y a macristas con kirchneristas, todos prendidos a la misma caja y defendidos en numerosas oportunidades por la Policía Federal de los K.

La vuelta a clases encontró, sin embargo, al Buenos Aires de pie. Los estudiantes siguen en estado de asamblea permanente y no piensan dar el brazo a torcer. Los docentes resolvieron un paro contra la intervención y el nombramiento de los nuevos vicerrectores y de Rosita López del Aguila (la octogenaria rectora interina), en lo que constituyó una fuerte reserva para la lucha.

La que sí reconoció a del Aguila y rechazó las medidas de fuerza fue Virginia González Gass.

La rectora despedida no hace otra cosa que mantenerse fiel a su historia, que siempre la encontró en la vereda de enfrente de la lucha de los estudiantes y docentes por la democratización del Nacional. González Gass está jugada a un intrincado amparo judicial y, aparentemente, su única preocupación es usufructuar el conflicto para ascender en la lista de legisladores de Pino Solanas.

Según la resolución del Consejo Superior de la UBA, en veinte días el Buenos Aires debe elevar una terna no vinculante con los aspirantes a suceder a González Gass. Dada la conformación antidemocrática de los consejos resolutivos de los preuniversitarios, cualquier terna incluirá necesariamente a los candidatos de Hallú-Mas Vélez. Es una maniobra trucha para legitimar la intervención y perpetuar el monopolio del poder en manos de las camarillas.

Tenemos veinte días para desarrollar una lucha a fondo contra el Consejo Superior, quebrar la intervención y la maniobra de la terna. Hay que despertar al Pellegrini para sumarlo a la pelea. La movilización de los preuniversitarios puede ser el puntapié para un alza general del movimiento secundario. La UJS se ha puesto a la tarea de organizar el estudiantazo contra el gobierno PROcesado de Macri. La Cues tomó nuestra propuesta de convocar a un congreso abierto de la coordinadora para el 14 de agosto. Finalmente, la democratización no puede producirse de forma aislada: requiere una lucha de conjunto para expulsar a las camarillas privatizadoras y terminar con el régimen social que las alimenta.