Juventud

1/3/2021

APERTURA DE SESIONES

El discurso presidencial, la juventud y la educación

Las palabras de Alberto Fernández en la Apertura de Sesiones Ordinarias del Congreso deben ser vistas con atención por les más jóvenes.

Las definiciones del presidente en el Congreso este 1ro de marzo tocaron varias temáticas vinculadas a la realidad del país. Varias de ellas estuvieron asociadas a cuestiones de pleno interés para les más jóvenes en términos de educación, represión, precarización laboral.

Distancia

“Las universidades realizaron una transición veloz hacia la enseñanza virtual” dijo Fernández. No hay Zoom o Meet que pueda acercar virtualmente una distancia tan grande con la realidad: tal definición es lisa y llanamente una impostura. La universidad tuvo una verdadera catástrofe social educativa con tasas de deserción que en algunos lugares llegaron al 40% (aunque no hay siquiera cifras oficiales). El caso del CBC de la UBA es ejemplar: a la eliminación del ingreso condicional, conquistado el año pasado, se suma el colapso en las plataformas virtuales de rendición, como las que utiliza UBA XXI, que genera que hoy en día cientos de estudiantes más queden por fuera de la universidad.

El principal responsable de semejante situación fue el gobierno, que en plena pandemia dejó a la educación superior con un presupuesto votado en diciembre del 2018 (con el dólar a 36 pesos y antes de un golpe inflacionario del 54% en 2019 y de cerca del 40% en 2020), situación que solamente fue revertida con un aumento de emergencia los últimos tres meses del año.

A su vez, la actividad se postró sobre una precarización docente brutal, sector que no solamente sufrió la virtualización en la pantalla sino también en el bolsillo: los docentes universitarios perdieron con Alberto un 21% de poder adquisitivo (aumento de 34% en los últimos 17 meses). El mismo gobierno nacional que anuló la cláusula gatillo arrancada al gobierno de Macri dejó congelada la Beca Progresar en $2.150 como monto mínimo, con innumerables problemas de ejecución. Por más que el gobierno se jacte del “trabajo del Conicet”, lo cierto es que allí la labor tiene más ajuste que otra cosa: los salarios en Ciencia y Técnica se encuentran en valores similares al 2002.

Tampoco hubo ningún plan real de acceso a equipos digitales y conectividad salvo la liberación de datos de los sitios de las Universidades Nacionales, mientras que la mayoría de las clases se realizan a través de otras plataformas (Youtube, Zoom, Meet, Teams). Los intereses de estos y las telefónicas jamás fueron tocados.

El presidente que se vanaglorió con el buen funcionamiento del “voluntariado” universitario, seguro ni sabe que ocurre con ellos. No vio el presidente como los Estudiantes de Medicina son llevados al Plan Detectar como única forma para que los alumnos del IAR (Internado Actual Rotatorio) puedan recibirse. Tampoco observó que denunciaron todo el año la falta de EPP, pago de viáticos y viandas hasta conquistar una remuneración que hoy adeudan y por eso estuvieron de paro.

Fernández simplemente se alegró por la vuelta a clases presenciales. No tomó en cuenta para su alegría las 88 burbujas que se han desactivado en CABA por los contagios, el estado alarmante de los establecimientos educativos y la falta de un plan de infraestructura, la carencia de un cronograma de vacunación, etc. Tampoco de la miseria salarial que el ejecutivo nacional y los gobernadores intentan promover con cifras como el 10% en Neuquén o del 12% en Chaco. Ese es el “gran acuerdo federal” que quiere el gobierno: uno que pacte el ajuste.

El gobierno que se felicita a sí mismo por la educación “a distancia” tiene, valga la redundancia, mucha distancia con la realidad.

Aún hay más

Pero hay otras temáticas que exceden lo educativo. Fernández habló de “incentivos a las empresas” para la incorporación al mercado laboral de personas de entre 18 y 24 años. Por si ese mensaje subliminal no quedaba claro, el presidente dijo otra palabra mágica: “pasantías laborales”. No hace falta ser analista discursivo para darse cuenta de que el gobierno habla de avanzar en la precarización laboral de la juventud. Buscan que les más jóvenes estén condenados a no tener trabajo en blanco ni condiciones laborales ni siquiera mínimas. Ya hoy el 60% de la juventud que trabaja lo hace en la informalidad.

En materia ambiental, el discurso llegó al ridículo. “El futuro será verde o no será”, dijo Fernández en referencia al cuidado del ambiente, cuando hay puebladas enteras contra la megaminería (palabra que ni mencionó) que promueven gobierno de su mismo signo político como Arcioni en Chubut.

El presidente no perdió la ocasión para dejar bien paradas a las Fuerzas Armadas y de Seguridad. No sorprende por parte de los que sostienen a Berni luego de, entre otras cosas, la desaparición física seguida de asesinato de Facundo Castro. Sí es rimbombante que Fernández se anime a decir que condenó la “violencia institucional” cuando él mismo se sacó una foto con Kicillof y su Secretario de Seguridad el día posterior a la brutal represión en Guernica. En el mes del 24 más que nunca hay que luchar por Memoria, Verdad y Justicia.

Una salida: golpeemos el ajuste

El discurso del presidente deja a las claras en muchos temas que la juventud debe superar un dilema explícita o implícitamente planteado. No es de la mano del gobierno y el Estado que va a encontrar una salida a sus problemas y un lugar para sus intereses. El ajuste y la represión son antieducativos y antijuventud, como no puede ser de otra manera.

Por eso desde la UJS entendemos que les más jóvenes deben poner en pie una fuerza de lucha que golpee al ajuste de fondo. El primer paso de este 2021 para llevarlo adelante es organizar ese canal de lucha. En ese sentido, 11, 12 (virtual) y 13 de marzo (presencial) estaremos llevando adelante en todo el país un Plenario Nacional de la UJS para discutir un plan de lucha y cómo darle una salida a la crisis. En eso estamos y hacia allá vamos.