Juventud

29/10/2013|1291

La democratización de la universidad

Las elecciones adelantadas de decano en la UBA han abierto una nueva etapa en la lucha por abatir el régimen de camarillas y avanzar en la causa de la democratización. Así se manifestó en las movilizaciones estudiantiles (incluidas ocupaciones) de Medicina, Farmacia, Arquitectura, Veterinaria, Económicas, Psicología, Filo, Sociales y Exactas.


La inminencia de la elección de rector puso al desnudo la descomposición del proceso político universitario. Se desconoce el nombre de los candidatos al rectorado y sus plataformas de gobierno. La prometida reforma del estatuto ha sido abandonada. Está ausente la confrontación de ideas y proyectos. Todo esto configura una conspiración de camarillas.


¿Por qué se ha llegado a este grado avanzado de descomposición?


Sucede que la UBA es manejada por trenzas entre camarillas del claustro de profesores, que operan como correa de transmisión de los grupos económicos que pretenden poner a su servicio la investigación académica y la fuerza de trabajo intelectual. Barbieri, por caso, dirigió hasta recién la Facultad de Económicas, cuyos posgrados han sido creados a pedido de empresas puntuales o ramas específicas del capital. La gestión de los hospitales universitarios y las facultades de Medicina y Farmacia es manejada en función de los intereses de la salud privada y los laboratorios. Lo mismo ocurre en Agronomía, Veterinaria o Ingeniería. Los estudios de abogados, las consultoras económicas y las auditoras, así como la medicina privada han copado la gestión de la Universidad por medio de camarillas.


La autonomía universitaria ha degenerado en un coto de los grandes negocios. La gestión de Exactas canaliza los recursos humanos de la facultad hacia los monopolios -por ejemplo, de la industria del software, por medio de convenios especiales. La UBA es una institución ‘sponzorizada’, al margen de un plan de desarrollo de las necesidades nacionales entendidas a partir de las necesidades de las mayorías trabajadoras. El contenido histórico del reclamo de democratización es quebrar esta orientación social. Plantea otra Reforma del 18, con otros protagonistas y otro contexto histórico. Es el mandato que recibió la mayoría electa del movimiento estudiantil.


La hoja de parra


La camarilla que gobierna la universidad tiene diseñado un programa limitacionista muy claro. Arranca con el CBC, cuya función exclusiva es ‘filtrar' el acceso a la universidad (tiene una tasa deserción que supera el 30%) y sigue con la discriminación de grados y posgrados (arancelados). El cogobierno es la hoja de parra del despotismo de la camarilla de profesores titulares, una oligarquía. Por eso rechazan la posibilidad de convocar a una asamblea conformada por el voto igualitario de todos los integrantes de la universidad (estudiantes, docentes o no docentes). Passart, un representante de los graduados, los cuales ostentaban el monopolio de la representación de las empresas a las que servían, afirmó en el Consejo Superior que "la universidad es una institución ‘meritocrática’, cuya máxima institución es el concurso". Pero la camarilla de profesores no domina el gobierno universitario por sus ‘méritos’, sino por sus ‘conexiones’, ‘contactos’ y ‘trenzas’. Ganar un concurso de Biología no acredita capacidad de gobierno universitario, como tampoco convierte al biólogo en ejecutivo o accionista de la empresa que lo contrata. Los concursos disputan puestos remunerados, no son una confrontación científica o académica, por eso resultan amañados en la mayoría de los casos.


¿Qué tiene que ver el ‘mérito’ de poseer experiencia en la física cuántica, cirugía o semiótica a la hora de gobernar una institución que forma parte del "mecanismo social de una nación"? ¿Por qué un profesor debería tener mayor poder político, en una sociedad democrática, que un auxiliar, trabajador no docente o estudiante? La forma camarillesca de gobierno sirve a una colonización de la educación pública por parte del capital financiero (hay incluso sucursales bancarias en facultades para financiar la venta de posgrados). El ‘modelo’ de la camarilla se acerca, de a poco, al régimen de financiación de la educación que caracteriza a Estados Unidos y a Chile. ¿Han reparado los ilustres consejeros del profesorado que este régimen de confiscación será sometido a votación en las próximas elecciones en Chile, y no en las poltronas meritocráticas de profesores? La camarilla en cuestión tiene tan poco ‘mérito’ que los diplomas universitarios los determina el Banco Mundial, a través de la Coneau.


La gestión universitaria es un asunto esencialmente político y su resolución debe estar asociada a la confrontación de intereses sociales definidos. Los trabajadores son el "accionista principal" de la universidad pública. Por eso, el rol positivo que pueden jugar el movimiento estudiantil, por un lado, y el conjunto de los miles de docentes, por el otro, está condicionado a su capacidad de interpretar y canalizar la tendencia de los trabajadores frente a la crisis nacional. No somos, de ningún modo, ‘estudiantilistas’; luchamos por insuflar en el estudiantado una formación socialista. Con este riquísimo "mar de fondo", la UJS propone una intensa campaña de la Fuba y los centros de estudiantes, para dar al movimiento por la democratización un carácer masivo, incluso extra estudiantil. Presentaremos un nuevo proyecto, que ilustre nuestra contraposición a la asamblea de camarillas que convocan las autoridades. Que se convoque una Asamblea Universitaria soberana por el voto de la comunidad universitaria para decidir el régimen de gobierno de la universidad y la orientación de sus planes de estudio, de investigación y de trabajo científico, así como de toda su orientación social.