Juventud

16/4/2021

Los desafíos de la juventud frente a las nuevas restricciones

La lucha contra la represión y la educación virtual en condiciones.

Dos de los anuncios realizados por Alberto Fernández el día miércoles, sobre las nuevas medidas frente a la pandemia, merecen una especial atención por parte de la juventud. En primer lugar, la resolución de hacer cumplir por medio de las fuerzas federales la prohibición de circular a partir de las 20 horas. Y, por otra parte, la suspensión por dos semanas de las clases presenciales en el Amba. Esto último, se trata de un triunfo de la docencia, que a través de su lucha logró imponer que se postergara una presencialidad sumamente riesgosa en el medio de un ascenso sin precedentes del nivel de contagios, con un sistema de salud al borde del colapso.

El reforzamiento de la presencia policial en las calles, si nos valemos de la experiencia del año pasado durante el aislamiento social, irá acompañado de una mayor represión hacia los sectores populares y hacia la juventud de los barrios en particular. Según datos de Correpi, desde el comienzo de la cuarentena hasta noviembre del 2020 ocurrieron 348 casos de gatillo fácil.

Consiste en una herramienta por excelencia utilizada por el Estado para regimentar a la juventud en pos de que no se organice por sus reclamos, en un escenario donde proliferan las políticas de hambre del gobierno, afectando en primer lugar a los más jóvenes. Sin ir más lejos, las cifras del Indec dan cuenta que el 57% de los menores de 14 años y el 49,2% de las personas entre los 15 y los 29 años están por debajo de la línea de pobreza.

Este envalentonamiento represivo dio lugar al movimiento de lucha por justicia por Facundo Castro, un joven que fue desaparecido y asesinado a manos de la Bonaerense en abril del año pasado. Crimen que contó con el encubrimiento del jefe de la policía, Sergio Berni, y que hasta el día de hoy permanece impune.

En un reportaje televisivo reciente en la Tv Pública, la ministra de seguridad, Sabina Frediric, planteó como medidas para evitar abusos policiales, por un lado, el seguimiento de un protocolo de actuación por parte de las fuerzas para situaciones de detención, y, además, la recomendación a la población de que en el caso de estar sufriendo maltratos  de la policía no confrontar para evitar así “situaciones que después tenemos que lamentar”.

Como se ve, para la ministra el problema del gatillo fácil no reside en la descomposición de las fuerzas represivas que ella dirige, sino en la falta de conocimiento de parte de algunos agentes acerca de la existencia de un protocolo de detención, o bien, sería responsabilidad de las víctimas por confrontar con los uniformados que incurren en prácticas abusivas. Lo que busca ocultar la funcionaria es que el “empoderamiento” de la policía es justamente para que cumplan la función de reprimir a las mayorías populares, y de esa forma, hacer pasar el ajuste en curso.

Por otro lado, ante la suspensión de las clases presenciales, cobra vital importancia el reclamo que llevaron adelante las juventudes piqueteras frente al Ministerio de Educación semanas atrás. Son 6 millones de estudiantes los que necesitan computadoras y conectividad  para poder cursar. El gobierno le da la espalda a este reclamo, y, en su lugar, aplica un presupuesto de ajuste para la educación.

Tampoco garantiza becas ni asistencia alimentaria, cuestiones que van de la mano con el derecho a la educación y se hacen imprescindibles en un contexto de crisis social como el que estamos atravesando. Es un gobierno que busca cumplirle al FMI y a los buitres, a costa del futuro de los pibes.

El camino para enfrentar la represión y defender la educación pública es la organización independiente de los gobiernos y la lucha en las calles. Impulsemos a fondo los reclamos de la juventud de cada lugar, contra el ajuste de quienes nos gobiernan.