Al interior del movimiento de lucha se ha desatado una fuerte polémica política en torno al carácter del reclamo estudiantil y los pasos a seguir luego de las tomas de colegio.

La cuestión de fondo es qué posición debe adoptar el movimiento estudiantil secundario frente a la política educativa del gobierno K y sus leyes.

De un lado, las agrupaciones estudiantiles Lobo Suelto -Marea Popular, La Revancha, la OES y el FEL— plantean que se ha ‘agotado' el movimiento de lucha. Sostienen que logró lo máximo que se podía conseguir en esta movilización, a saber: que el Consejo Federal de Educación apruebe siete nuevas orientaciones para la Nueva Escuela Secundaria de Calidad (NESC). Es decir, que el número de orientaciones que habría en la Ciudad sean dicisiete en vez de diez, cuando se han suprimido más de un centenar.

Esas agrupaciones proponen que de acá en adelante el movimiento secundario centre sus energías en la presentación de un proyecto de ley para obtener una nueva prórroga en la aplicación de la NESC con el objetivo de que los estudiantes participen de la reforma.

Del otro lado, las agrupaciones de la izquierda -con la UJS a la cabeza- planteamos la necesidad de continuar el plan de lucha con una consigna más que clara: rechazar la NESC y reclamar que la Ley de Educación Nacional (madre de la reforma educativa porteña) no se aplique en la Ciudad.

Nosotros rechazamo a la NESC por su contenido social, que destruye la educación secundaria de la Ciudad, pavimenta el camino de su privatización y fomenta una extraordinaria descalificación de la juventud.