Juventud

19/5/2005|900

Los secundarios, con todo

La ocupación del colegio Normal 9 puso de manifiesto cual es el estado de ánimo que se vive en el movimiento secundario. La ocupación de las instalaciones del establecimiento, desafiando un operativo de seguridad de película, fue creciendo y nucleando al activismo de numerosos colegios.


El desalojo tuvo lugar el domingo por la mañana, cuando se encontraban pocos estudiantes. Ibarra comprendió que la ocupación del colegio se iba transformado cada vez en un centro de referencia del movimiento estudiantil. Razones no le faltaban: el viernes a la tarde una columna de la Fuba se había movilizado hasta el colegio. El sábado por la tarde, en una reunión general de secundarios, se habían hecho presentes más de 200 compañeros en representación de 50 colegios. En dicha reunión los compañeros hicieron un informe de cada colegio, mostrando que el derrumbe edilicio y la inseguridad eran generales. Al mismo tiempo resolvieron profundizar el plan de lucha sumándose al resuelto por la Fuba y varias federaciones opositoras.


Derrumbe


La lucha se desató por el estado de derrumbe del colegio. A pesar de que el gobierno de Ibarra meses atrás se había comprometido a repararlo, la situación se mantuvo igual. La Defensoría del Pueblo de la Ciudad de Buenos Aires en la actuación Nº1443/05 constató que el estado del colegio era lamentable, haciendo referencia a cielorrasos elaborados con materiales inflamables, carencia de matafuegos, etc. Sin embargo, y a pesar de esta denuncia, el gobierno de Ibarra siguió sin hacer nada.


La situación del Normal 9, sin embargo, no es una excepción. Sólo unos días antes, en el colegio Otto Krause había caído parte del techo; en el Normal 1 se suspendieron las clases por la presencia de ratas; en el Acosta se constataron muchos casos de asma debido al tipo de construcción; el Normal 7 tuvo que ser trasladado de edificio debido a que el suyo no cumplía las mínimas normas de seguridad; en el Avellaneda estudiantes debieron ser internados por viandas en mal estado.


Estamos ante un problema de conjunto, que hace al régimen político de la Ciudad. De esto parecen tener conciencia los estudiantes secundarios.


Los medios de comunicación han armado una gran animosidad contra los pibes. Los funcionarios armaron un operativo de intimidación. Aníbal Fernández planteó la represión.


Fuera Ibarra


El movimiento secundario se ha dado su propio programa para enfrentar esta situación de derrumbe educativo: contra el abandono edilicio; renuncia de los funcionarios responsables; boleto estudiantil de 0,05 peso; viandas y becas; derogación de la Ley Federal; aumento del número y mejora salarial de los trabajadores de la educación, y aumento del presupuesto educativo.


El plan de lucha de los secundarios continuará con la ocupación de los colegios secundarios el jueves 19, coincidiendo con la ocupación de las facultades decretada por la Fuba, y con la participación en la movilización del 20 y el Congreso del 21.