Los 200 militantes del PTS que se hicieron presentes en Santa Fe cumplieron al pie de la letra con el libreto característico de una secta estudiantil.

De entrada, pretendieron boicotear la realización del Encuentro de las federaciones universitarias combativas por no estar contemplados entre los oradores del acto de apertura, que eran los presidentes de cada federación. La secta, sin embargo, como no pudo explicar por qué, sin dirigir ninguna federación, debían hablar en el acto, se inventaron (o le inventaron a sus militantes) que el encuentro no iba a funcionar en comisiones y con un plenario final para votar las resoluciones. Algo que, por supuesto, sí ocurrió, aunque con el insólito faltazo del PTS, que se fue de Santa Fe antes de discutir una sola propuesta y definir el plan de lucha que tanto reclamaban.

Para finalizar, la secta no formó parte de ninguna de las listas presentadas en el congreso de la FUA, ni presentó una propia. Sin mayores explicaciones, sacaron un comunicado embustero que negaba la realización del encuentro que ellos decidieron boicotear. Marginales de todo, hasta el final.