La crisis en la Universidad de Buenos Aires tiene un nuevo capítulo abierto. Las denuncias de corrupción contra los principales funcionarios del rectorado, en particular contra Emiliano Yacobitti (secretario de hacienda y presidente de la UCR Capital), ahora han adquirido estado judicial.

 

En paralelo, se profundiza el movimiento de lucha. El viernes pasado tuvo lugar un importante abrazo al Clínicas, impulsado por la Agrupación Bordó No Docente, la Fuba y la AGD. Allí repudiamos las amenazas contra nuestro compañero Gabriel Beati, trabajador del hospital que protagonizó las denuncias de vaciamiento en la investigación del periodista Alejandro Bercovich. Posteriormente, los trabajadores del Hospital -dependiente de la UBA- denunciaron que esta semana debieron suspenderse cirugías por falta de sangre.

 

Al cierre de esta edición, la Federación Universitaria, la Gremial Docente y la oposición antiburocrática de los No docentes organizan un banderazo exigiendo la renuncia de Yacobitti en la Facultad de Económicas, epicentro de los negociados que la camarilla gobernante montó durante estos años. La descomposición corrupta de un grupo de funcionarios no es casual, sino que es el resultado de una política de entrelazamiento con las empresas y negocios capitalistas a costa de la educación.

 

El kirchnerismo, por su parte, refuerza un intento de copamiento “por arriba” de la Universidad. Valiéndose de las genuinas denuncias contra los figurones radicales-PRO del Rectorado, continúan una operación cuyo primer objetivo era horadar la candidatura de Martín Lousteau, ligado directamente a estos personajes. Ahora buscan la renuncia de los funcionarios para colocar gente del riñón del gobierno. Luego de no haber podido ganar jamás una elección estudiantil en la UBA, los K buscan desplazar a la camarilla de la UCR para quedarse con sus negocios. Por eso se ocupan de recortar responsabilidades. No sólo la asfixia presupuestaria (de la que ellos mismos son responsables) ni siquiera asoma en sus planteos, sino que también el propio rector Alberto Barbieri brilla por su ausencia. Para tener éxito, el kircherismo necesitaría de un acuerdo con el rector “peronista” que pocas semanas atrás se reunió con Daniel Scioli y que participó junto a otros funcionarios sciolistas del festejo por el 4 de Julio en la embajada yanqui. El anuncio de Barbieri del comienzo de una auditoría interna y el llamado a concurso de los cargos jerárquicos del Clínicas deja abierta la puerta, o bien para un nuevo operativo de encubrimiento, o bien para el ingreso de personal político del gobierno.

 

La Fuba, la AGD y los No Docentes combativos, por el contrario, se movilizarán al último Consejo Superior del cuatrimestre con su propio programa: la separación de todos los funcionarios implicados; la apertura de las cuentas de la Secretaría de Hacienda; el inicio de una investigación verdaderamente independiente. La autoridad de este Consejo para designar a los reemplazantes de estos “buenos muchachos”, luego de haberlos designado y de rechazar su investigación, queda anulada en los hechos. En vísperas de las elecciones estudiantiles y de “graduados” (docentes), queda planteada más que nunca la necesidad de convocar a comicios generales sobre una base democrática que coloquen a estudiantes y trabajadores a la cabeza de la Universidad.