Juventud

26/9/2013|1287

Tucumán: La primavera estudiantil en una fase crucial

La lucha estudiantil tucumana, que detonó cuando se produjeron dos casos de abusos sexuales a estudiantes en el Parque 9 de Julio, lindante a las facultades de Psicología y Filosofía, ha entrado en una fase crucial. La lucha comenzó con la ocupación de esas dos facultades para reclamar la investigación de los hechos y el castigo a los culpables, así como denunciar la política de seguridad del gobierno provincial y su policía. A éste, se fueron sumando otras facultades, así como se incorporaron otros reclamos históricos del movimiento estudiantil, como el comedor universitario o el boleto educativo. A pesar de las movilizaciones al Rectorado y a la Casa de Gobierno, no hay respuesta positiva. Al contrario, han lanzado una contraofensiva mediática y de las agrupaciones afines al Rectorado, para romper las asambleas y quebrar la toma. Hasta el momento, todos estos intentos han fracasado. Cuando concurren con gente no encuadrada, movilizada con el argumento de que hay que impedir la pérdida del año, en el propio debate se dan vuelta y terminan votando por la continuidad de las tomas. Por eso, están promoviendo desde las redes sociales el empleo de metodologías violentas para imponer su voluntad. En paralelo, desde el Rectorado y algunos decanatos han comenzado a editar comunicados, los que son leídos en el Canal 10 como si fueran bandos militares. Además, han inundado las facultades no ocupadas con centenares de policías y patotas, dirigidas a crear un clima de intimidación e impedir que nuevas facultades decidan la ocupación. A esta campaña se ha sumado el obispo, Zecca, quien pidió el levantamiento de las tomas declarando que la Universidad no puede ser para todos.


En ese marco, las autoridades universitarias, sus agrupaciones carneras (FM, SUR, JUP) y varios medios oficialistas han desatado una campaña maccartista responsabilizando al PO y a Daniel Blanco por todo lo que se hace o se deja de hacer en la actual lucha. Procurando desconocer el método democrático fundamental de las asambleas por facultad e interfacultades, en las que participan centenares de estudiantes y donde todos los pasos de la lucha se deciden por votación.


El movimiento de lucha ha tomado decisiones muy importantes: por un lado, repudió las declaraciones del obispo, se rechazó la injerencia de la iglesia en la educación, se reivindicó la tradición de la Reforma del '18 y se votó retirar de las casas de estudio todas las insignias religiosas. Por otro, se reafirmó la defensa de los proyectos reivindicativos elaborados en comisiones y votados en las asambleas. Sobre esa base, por primera vez el rector Cerisola se reunió con los voceros de las tomas. La firmeza en la lucha ha llevado a que un sector de la juventud radical se haya sumado a los reclamos en varias facultades. Lo mismo ocurre con un sector de La Cámpora en Artes (donde se ha partido) o con importantes activistas provenientes de Sur y de la JUP. Simultáneamente, numerosos representantes del mundo de la cultura y el arte se están pronunciando en apoyo de la lucha estudiantil tucumana. También viene un paro de 48 horas de Adiunt (jueves 26 y viernes 27) por la carrera docente y en apoyo a los reclamos estudiantiles.