El domingo 19 se realizó el congreso “ordinario” de la Federación Universitaria de Córdoba. Tres días antes, las movilizaciones en defensa de la educación ganaban las calles de todo el país y también de Córdoba. Lo mismo ocurría con los estudiantes, docentes y padres del colegio preuniversitario. Los no docentes del Hospital de Clínicas retomaban la lucha contra el vaciamiento y privatización del hospital. Nada de esto fue ni el centro ni el costado del debate del congreso. Las organizaciones que la dirigen pusieron a la Federación de espaldas a la realidad y como un apéndice del Rectorado.

Lo más “llamativo” del congreso fue la decisión de La Bisagra, donde conviven kirchneristas y solanistas con funcionarios propios en el Rectorado, de no postular una lista propia. Entregó sus votos a un frente constituido por ex miembros de esa agrupación integrados a un frente encabezado por una agrupación (El Andén) kirchnerista, aunque también cuenta con solanistas y, agarrado del pasamanos, el MST. Una “bisagrita”.

La Bisagra presentó su posición como un “acto de madurez política” para “disputar el poder real al radicalismo” en el rectorado. Este repentino “anti-franjismo” contrasta con cuatro años de convivencia en el Rectorado con la Franja Morada; tampoco abandonaron los puestos dentro de la UNC, ni las jugosas rentas que reciben sus dirigentes. Ha marcado su final.

La movilización de más de 3.000 estudiantes el 16 de septiembre en Córdoba le dio la estocada final a la Bisagra y marca el límite insalvable de cualquier reagrupamiento que intente hacerse de espaldas a este proceso. El congreso marcó el fin del ciclo del progresismo del Rectorado.

En las próximas elecciones universitarias, lucharemos para avanzar en la recuperación de los centros paralizados por sus direcciones, para ponerlos a trabajar en la perspectiva de expandir el estudiantazo nacional, en defensa de la educación pública y gratuita, por el triunfo de todas las luchas.