Políticas

1/7/2004|857

Piqueteros

¿Quién no escuchó decir mucho más de una vez que la ‘población’ rechaza a los piqueteros?


El encuestador Zuleta Puceiro estima ese rechazo en el 95%.


De acuerdo a esto, son rechazados por el 60% de la población que se encuentra por debajo del nivel de pobreza y hasta por el 30% de lo que la estadística clasifica como indigentes.


Los piqueteros serían mal vistos incluso por quienes reciben un ‘plan trabajar’, que fue conquistado por el movimiento piquetero con cortes de puentes y rutas.


Los rechazan, entonces, el millón y medio de personas que mantienen, con 150 pesos, a otros tres o cuatro miembros de sus familias, o sea unos seis millones de desocupados.


Además, dicen los escribas de la prensa, los piqueteros se rechazan entre sí.


Los ‘duros’ a los ‘blandos’ y los ‘más o menos duros a los ‘más o menos blandos’.


Cuando se hace la cuenta completa, la pregunta es si los piqueteros existen.


La versión oficial revela el colapso conceptual del gobierno y de los alcahuetes del capital.


El movimiento piquetero existe porque concentra, en sus planteos y en su acción, las contradicciones de un régimen capitalista en fuerte estado de disolución.


Así lo demuestra la incapacidad de este régimen social para dar de comer a quince millones de sus esclavos.


No solamente en Argentina, claro.


Por eso, los que asaltaron la comisaría de Palermo, hace dos semanas, y la de Tres Arroyos, recientemente, no eran principalmente piqueteros.


Son de la clase media.


De la que tiene trabajo y de la que no lo tiene.


Tampoco son piqueteros los que se movilizan contra la violación de niños en las escuelas católicas de Mar del Plata.


Ni los que participan en las decenas de movilizaciones, en las provincias, contra el ‘gatillo fácil’.


Incluso si los que arrasaron con la comisaría de los narcos de La Boca son piqueteros, no representan a los ‘duros’.


¿Y quiénes son los que voltearon a la santiagueña Nina Aragonés y quieren hacer lo mismo con Rodríguez Saá?


¿Quiénes son los que ocupan los hospitales y escuelas para enfrentar la miseria social y la destrucción de la educación y de la salud?


El piquetero es el único movimiento que tiene una comprensión de conjunto de esta situación.


Esto explica que haya borrado del escenario popular a la burocracia de los sindicatos y que ahora sea él mismo el que está ganando sindicatos y expulsando a esa burocracia


Porque tiene esa comprensión, condena al capitalismo y plantea un gobierno de trabajadores.


Por eso ha acertado en prever desde el inicio el fracaso populista de Kirchner.


Por eso reclama que el dinero del Estado se destine a un plan de obras bajo control de los trabajadores y no a llenar los bolsillos ya colmados de los banqueros internacionales, o de los Techint, Pérez Companc y Repsol.


Los piqueteros advirtieron que sólo mediante el control obrero se pueden evitar los crímenes de los ‘accidentes de trabajo’ –como el reciente de Río Turbio.


Ellos oponen, con su actividad, a la ‘flexibilidad laboral’ de las jornadas de doce horas, el reparto de las horas de trabajo sin afectar los salarios.


Los piqueteros le dan de comer a miles de compañeros desamparados y ponen en funcionamiento las fábricas vaciadas por los capitalistas.


La apuesta del movimiento piquetero tiene un contenido histórico.


El piquetero no es sólo un desocupado, sino un desocupado que lucha.


No solamente lucha, lo hace organizadamente.


No sólo se organiza; tiene un programa que somete al veredicto de la experiencia por medio de debates y asambleas.


No solamente tiene un programa sino que ese programa recoge ciento treinta años de lucha de clases de la clase obrera.


El movimiento piquetero debe tomar conciencia de la enorme manipulación ideológica en que se ha empeñado la clase capitalista, para oponerle una lucha, más feroz aún que la de los capitalistas, por su propio programa.


Es necesario profundizar la batalla por las convicciones de las grandes masas.


Por el socialismo o por la barbarie del capitalismo.


No será, por cierto, Noriega, el gusano de Bush, quien desde Washington saque a Kirchner del ‘apuro’ que representa el derrumbe social del capitalismo.


Los yanquis ya tienen lo suyo con los piqueteros de Irak.