La reciente elección de la activista trans y candidata a diputada por Unidad Ciudadana de Río Negro como secretaria general de la Federación Argentina LGBT durante los próximos cuatro años, constituye un claro intento de cooptación del colectivo de disidencias sexuales y de género e identidades no binarias, como parte de la política de contención que pretende domesticar a estos movimientos de lucha.

La federación, que aglutina a más de 100 organizaciones, no está cumpliendo la función de dotar con un programa y un plan de lucha contra un régimen que viene a por las conquistas históricas del movimiento LGBT y la clase obrera en su conjunto, sino el de contener la movilización popular en nombre de una salida electoral de la mano de los Fernández-Fernández 

¿Qué programa? 

La sentencia lesbofóbica contra Mariana Gomez en el aniversario de la revuelta de Stonewell sienta un precedente reaccionario pero sobre todo es una declaración de guerra contra el colectivo LGBT y nuestras conquistas en el marco de una profunda política represiva y de ajuste contra la clase obrera. Todo esto, exige dotarse de un programa que viene desde la implementación de la educación sexual integral, hasta la separación de la iglesia del estado, como así la inclusión laboral trans, que sólo serán conquistadas con la movilización popular y el frente único con la clase obrera  en la lucha por la emancipación real de las disidencias sexuales y de género, de la mano de derrotar el ajuste de este régimen fondomonetarista en la perspectiva de un gobierno de les trabajadores.