En el marco de Encuentro Nacional de Mujeres, desde la agrupación LGBTI 1969 nos dimos a la tarea de intervenir fuertemente en los talleres-comisiones de diversidad sexual, llevando nuestras posiciones y politizando el debate. El sábado por la tarde, tras la primera tanda de las comisiones, nos reunimos en plenario nacional más de 100 compañeros y compañeras para debatir los ejes con que intervenir en los talleres al día siguiente.

Asistimos al taller de activismo lésbico, que fue coordinado por La Fulana, una agrupación de lesbianas y mujeres bisexuales, de raigambre kirchnerista, en ese sentido nuestra intervención se dirigió a exponer que las lesbianas viven una situación compleja y a desarrollar los vejámenes que sufre ese colectivo, ya sea desde violencia, crímenes de odio, expulsión de lugares por ser dos mujeres juntas y discriminación en el ámbito laboral y médico. En ese sentido se dejó en claro que la responsabilidad la tiene el propio Estado, quien es el principal propulsor de la violencia y a la vez la legitima, como lo deja en evidencia el accionar del gobierno de Macri.

Planteamos la necesidad de levantar un movimiento LGBTI independiente del Estado capitalista y sus partidos (en contraposición con las organizaciones de la diversidad como la CHA y la FALGTB que fueron cooptadas por el gobierno kirchnerista).

Algo muy importante a destacar es que como resolución principal del taller se va a impulsar una jornada nacional el 7 de marzo, aniversario del asesinato de Natalia Pepa Gaitán y por ello día de la visibilidad lésbica, y se pudo aportar a las consignas la responsabilidad del Estado. Valioso fue que el taller se pronunciara a favor de que Buenos Aires sea la sede para el encuentro del próximo año, de igual manera que lo hicieron otros talleres.

También formamos parte del taller de personas transgénero, transexuales y travestis. 200 personas participaron de las dos jornadas de debate, siendo la concurrencia más grande desde que existe este taller. Las deliberaciones estuvieron conducidas por una mesa de activistas “notables” que, desde ese lugar, intentaron monopolizar un discurso de exculpar al gobierno K y plantear que los ataques al colectivo trans comenzaron con el gobierno de Macri.

Por el contrario, nuestras intervenciones consistieron en explicar la continuidad entre ambos gobiernos en la política de persecución policial, marginación, destrato e invisibilización de los travesticidios y las problemáticas más sentidas por travestis y trans. Señalamos además que el ajuste a todo el pueblo trabajador es hoy llevado a cabo por Macri y los gobernadores de FPV-PJ y todas las fuerzas políticas, tal es el caso de Rosana Bertone en Tierra del Fuego.

Denunciamos la responsabilidad del Estado: la nula implementación de la ley de educación sexual integral -que data del año 2006-, la intromisión del clero en materia de salud y educación, la negativa de los bloques patronales -oficialismo y oposición- a tratar el proyecto de interrupción voluntaria del embarazo y el freno a la implementación del cupo laboral trans en aquellos distritos donde ya se ha aprobado.

 

Colocamos a debate los proyectos de inclusión laboral trans presentados por las bancadas del Frente de Izquierda-Partido Obrero en la Ciudad de Buenos Aires y el Congreso Nacional, y propusimos una campaña nacional para avanzar en estas reivindicaciones.

Reclamamos en función de estos temas por el funcionamiento antidemocrático del taller, donde a cada palabra divergente la autoproclamada mesa directiva del taller respondió con injurias y ataques personales. Incluso una compañera trans de nuestra organización fue tratada en masculino por aquella mesa. También fueron ninguneadas compañeras cis -no trans- y compañeras trans jóvenes por no tener la “autoridad” (sic) para hablar. El desarrollo de las discusiones y la votación de propuestas se vio entorpecida entonces por este mecanismo vergonzoso.

Cabe resaltar la participación de Elizabeth, hermana de Marcela Chocobar, que inundó el aula de lágrimas: el crimen de Marcela da cuenta de todo el entramado político-policial que acciona contra las personas trans y da la espalda cuando ya se ha consumado el travesticidio y lo que queda es la búsqueda de la verdad y la justicia para sus amigos y familiares.

La pelea del colectivo trans por frenar los travesticidios y todos los ataques y avanzar en una inclusión laboral y social depende de las fuerzas que pueda disponer para denunciar al Estado, que en su entramado con la Iglesia, la maldita policía y demás sectores reaccionarios atenta sistemáticamente contra la vida de travestis y trans. Seguiremos de cerca las resoluciones de “consenso” publicadas en torno a #ReconocerEsReparar, la infancia trans sin violencia y el cupo laboral trans. El llamado consenso en los talleres encubre una y otra vez la urgencia de llevar adelante un plan de lucha nacional.

Pongamos en pie un movimiento LGBTI independiente y de lucha para conseguir justicia por nuestrxs compañerxs muertxs y por todos los derechos de la diversidad. Con esta orientación iremos a las próximas Marchas del Orgullo. El libre desenvolvimiento de nuestras vidas sólo será posible en tanto superemos este régimen social de miseria y hambre, junto a toda la clase trabajadora.