Esta última semana los familiares de las víctimas de la masacre de la Comisaría 1ª se movilizaron, a cinco años del asesinato de los pibes.

Los familiares de Elías, Manuel, Diego y Miguel denuncian cinco años de impunidad y encubrimiento de la Justicia a los once asesinos, cómplices y encubridores que siguen libertad, como mano de obra disponible para cuando el aparato represivo los requiera. Ellos son el ex comisario Juan Pedro Soria, Gustavo Avila, Fernando Pedreira, Jorge Gómez, Juan Guzmán, Hugo D’Elía, Jorge Gómez, Fernanda Grosso, Franco Góngora, Gustavo Altamirano, Basilio Vujovich.

Los familiares denuncian que la causa fue investigada por la UFI 4 a cargo del fiscal Nievas Woodgate. En agosto de 2008 se cerró la instrucción. Un año después, en agosto de 2009, el juez Golberg eleva la causa a juicio oral con los delitos de apremios ilegales, tormentos y estrago culposo seguido de muerte: “Nada dice de los homicidios de nuestros hijos. Escandalosamente, cinco años han pasado sin condenar a los once efectivos”.

Con estos reclamos marchamos por las calles quilmeñas manifestando frente a los Tribunales de Quilmes, que son una muestra clara de la parcialidad de la Justicia, pues en todos los casos de policías involucrados en asesinatos fallaron a favor de la impunidad de los asesinos del gatillo fácil.

Algunos de los pibes que sobrevivieron a la masacre siguen presos, de rehenes del aparato represivo. Nos viene a la memoria el caso de Galván Plaza, asesinado por atestiguar contra la policía en el caso Andrea Viera, asesinada también en una comisaría en Varela.