Balza,‘atrapado sin salida’

El sumario sobre la muerte del soldado Carrasco fue un ‘ilícito’ provocado por “la orden que dio el general Balza”, fechada el 6 de abril en Neuquén aunque se la redactó el 21 en Zapala. “En el momento en que se adulteró el acta estaban presentes varios oficiales, cuyo nombre identificó, incluyendo al general Jorge Miná, jefe de Inteligencia del Estado Mayor”, enviado directo del propio Balza (La Nación, 26/3). Estas revelaciones, surgen de las declaraciones del general Díaz, entonces jefe de todos los regimientos de Neuquén, ante el juzgado que sigue la causa de la muerte del soldado Carrasco.


Díaz, además,  mencionó  que entre los presentes en la ‘truchada’ del acta estaban, también, miembros de la “auditoría militar”, a los cuales días atrás se les ordenó emitir un comunicado oficial señalando la “absoluta legitimidad” del documento. Para rematar, el general Diaz indicó que la jefatura del arma sabía del crimen desde el 6 de abril por la tarde, contradiciendo afirmaciones del general Balza. En esa fecha “los militares sostenían que el conscripto Carrasco se suicidó o se murió de frío”. Quince días después, el 21 de abril, “mientras Balza ordenaba la clausura del sumario (trucho), el entonces ministro de Defensa Oscar Camillón decía que los asesinos debían buscarse entre el sargento y los soldados finalmente condenados” (ídem).


Esta historia careció de pruebas sólidas, salvo la declaración de un sargento, Carlos Sánchez, conocido como el “chirolita del Ejército” (Página 12, 26/3); principal incriminador de sus colegas, luego de un repentino viaje  a los cuarteles del Estado Mayor. “Fue sospechoso del crimen hasta que se lo llevaron a Buenos Aires y volvió acusando a los otros” (idem). Como resultado el Tribunal Oral que juzgó el crimen lo premió con una pena menor, con la obtendría la libertad tras ocho meses de prisión. Pero, oh!,  nueva sorpresa de la semana: Sanchez está…libre por un “error” que nadie sabe explicar. “Hoy una versión afirma que el ex-testigo clave podría estar prófugo” (La Nación, 26/3). Efectivamente, las “operaciones” prosiguen.


Todo el alto mando militar, el Poder Ejecutivo vía ministro de Defensa y la comandancia militar del propio Presidente aparecen involucrados en el asesinato y encubrimiento del crimen. ¡Y la ‘oposición’ de las Meijides, Alvarez y Alfonsines dice que “no hay motivos” siquiera para promover un “parlamentario” juicio político al Ejecutivo!


Complicidades, “historias oficiales”, agentes encubiertos y “protegidos”, nada falta en la viña de estos señores. Este es el régimen que mató a Carrasco.