Brutalidad policial en Catamarca: juicio por el asesinato de Diego Pachao

El juicio ingresa a su segunda semana de debate.

Corresponsal.

El inicio del juicio por la muerte de Diego Pachao hace mas de una década en la Comisaria Séptima, viene a visibilizar, el aparato encubridor que rige en paralelo al represivo. Uno no puede existir sin el otro, y la justicia cómplice, actúa como condición necesaria para que al aparato represivo funcione sin atenuantes ni interrupciones.

Las pruebas manipuladas groseramente, la caratula con penas mínimas establecida, la dilación de los tiempos procesales, la absolución de algunos sospechosos, y mas aun, que la mayoría de ellos siga en funciones luego de lo ocurrido, da cuenta de cuanto poco importa al gobierno de Jalil, pero también al anterior de Corpacci, la vida de los jóvenes provenientes de familias trabajadoras.

El juicio oral iniciaba justo el día en que Diego cumpliría 30 años. Un proceso extenso, con 6 imputados y una veintena de testigos solo en la primera semana. 3 de los imputados negaron el hecho, los restantes optaron por el silencio.

Así, mientras una familia destrozada revivía a viva voz como el aparato represivo del estado personificado en 6 miembros de la policía provincial, le había arrebatado la vida al joven, los médicos y otros detenidos, declaraban como Diego fue torturado al menos en cuatro ocasiones, y arrojado al patio de la comisaria, de donde salió con muerte cerebral.

Estos hechos no son aislados, sabemos que sirven para disciplinar a las clases trabajadoras de los barrios, pero también a los desocupados y a cualquier lucha que ponga en riesgo el régimen imperante.

Desde el Partido Obrero, acompañamos a la familia desde un primer momento, y seguiremos exigiendo justicia por Diego y todos los casos de brutalidad policial, no fue incumplimiento de los deberes de funcionario público ni vejaciones, sino privación ilegitima de la libertad, abandono de persona y tortura.

Esta semana continua el juicio, por eso, estaremos en las calles reclamando una condena justa, para estos asesinos con uniforme al servicio del poder de turno.