Córdoba: abuso policial a jóvenes trabajadores en Río Ceballos

Crónica de un hostigamiento policial cotidiano.

Desde el comienzo de la cuarentena se registra un aumento de casos de abuso policial sobre los trabajadores y la juventud en los barrios populares de todo el país. En las Sierras Chicas de Córdoba también se sufre una orientación represiva que tiene a la juventud como un blanco principal. En la ciudad de Río Ceballos, el abuso policial es una práctica cotidiana por parte de la policía de la provincia.

En ese sentido, Prensa Obrera tomó conocimiento del caso de Darío, un joven trabajador que junto con todos los integrantes de su familia armaron un emprendimiento para sortear la crisis, una verdulería con reparto a domicilio. El reparto quedó en manos de Darío.

El día 26 de marzo, Darío salió a repartir y fue detenido por la policía a pesar de contar con el permiso expedido por el municipio. No solo lo detuvieron sino que también se le confiscó la moto y se le impidió comunicarse con su familia. Sin mediar imputación alguna, se lo mete en un calabozo. La familia, preocupada al ver que no regresaba del reparto, comenzó a averiguar su paradero hablando con familiares y amigos. Ya desesperados llamaron a la comisaría y se enteran que estaba detenido. Cinco horas después fue liberado, pero la moto queda secuestrada.

Darío consiguió una moto para seguir trabajando, le impusieron una multa de 7 mil pesos por andar sin carnet, aunque el municipio no está entregando licencias de conducir por la cuarentena. La municipalidad prácticamente está cerrada y solo da turnos casi imposibles de conseguir. Cuando el joven mencionado consigue el turno le dicen que no puede hacer el carnet porque tiene una multa.

Como se podrá ver, en medio de la pandemia y la cuarentena todo lo que obtiene este joven trabajador son trabas para tratar de conseguir ingresos para él y su familia. La misma tarde que se le negó hacer el carnet lo volvió a parar la policía. Esta vez le quitaron la moto prestada, por falta de carnet. En la desesperación de no poder continuar con el reparto, recurre a amigos y familiares para juntar y pagar la multa para sacar el carnet y recuperar su moto.

Días después, con su moto y su carnet volvió a ser parado por la policía, todo lo vivido anteriormente se repitió, le buscaron la vuelta acusándolo de que le falta otro papel y lo llevaron de nuevo. Esta vez todo fue más violento, frente a los lógicos reclamos por parte de Darío y su resistencia a ser detenido ya que no tenían ninguna causa para ello, se lo tiró al piso, se lo asfixió y se lo llevaron esposado.

Al llegar a la comisaría les pidió por favor que le aflojen las esposas y el mismo policía que lo detuvo le dijo a otro agente que le ajustase más las esposas “para que le duela al pendejo que se hizo el vivo” (sic).

Además, se le negó nuevamente la posibilidad de hacer un llamado a la familia. Todo esto se desarrolló alrededor de las 16h y su familia volvió a pasar por la misma situación de no saber dónde está. Recién a las 21h llegaron familiares a la comisaría, y a las dos de la mañana se lo liberó. Familiares realizaron la denuncia de lo ocurrido al tribunal de conductas de la policía.

Este no es el único caso en nuestra ciudad. Como en el resto del país la policía arremete contra la juventud sin ningún tipo de causa que lo justifique. Los detenidos permanecen horas en cautiverio, incomunicados, siendo víctimas de una violencia policial descompuesta.

No necesitamos más policías ni la militarización de los barrios y las ciudades. Reclamamos que se investigue y castigue a los responsables políticos y materiales de estos abusos policiales y todos lo que denuncian día a día las familias y jóvenes de las barriadas populares. Necesitamos trabajo genuino, mercadería, kits sanitarios y un seguro al desocupado de $30.000. Basta de abuso policial y represión.