El atentado sufrido por el Polo Obrero y el Movimiento Teresa Rodríguez, en Córdoba, recibió un masivo repudio por parte de organizaciones sindicales y políticas de lucha. Cabe recordar que las organizaciones se movilizaron, el pasado 31 de agosto, y desde las alturas de los edificios ubicados en Chacabuco 346 y 354 les arrojaron una bomba molotov y un ladrillo

Las organizaciones se movilizaron porque el gobierno nacional incumplió el pago del programa “potenciar trabajo” por el cual paga $17.000 para realizar trabajos precarios, aun cuando la suba descontrolada de precios hizo que la canasta familiar esté por encima de los $42.000.

El ataque a la movilización de las organizaciones piqueteras de lucha es la expresión de una orientación fascistizante que no debe prosperar. Con esa caracterización, las organizaciones impulsaron una acción política y judicial. La primera desarrollando una campaña de pronunciamientos en repudio. Es necesario ganar la consciencia de que hechos como estos no pueden naturalizarse. Además, se presentó una iniciativa legal, mediante una denuncia; la justicia y el gobierno deben responder por lo sucedido.

En ese sentido las pruebas están a la vista. Las cámaras de seguridad de la zona captaron la llegada a la sede del Ministerio Desarrollo Social de la Nación, en donde se produjo el grave atentado. También pudieron identificarse los edificios de dónde provino el atentado. Con todo eso es imposible no esclarecer lo sucedido. Además las organizaciones pidieron que se les entregue las filmaciones.

Lo sucedido es un hecho gravísimo que pudo tener consecuencias mayores. Por eso, ante el llamado a repudiar el atentado, se desarrolló un masivo pronunciamiento de organizaciones sindicales y políticas. La acción desplegada obligó a que en la legislatura se vote una declaración de repudio.

Este atentado contra una columna integrada por familias precarizadas bajo la línea de la pobreza e indigencia debe esclarecerse. Porque es claro que se quiere suprimir violentamente el derecho a la protesta de quienes se organizan por salario y trabajo, reclamos elementales que quienes gobiernan están negando.

Esto, lejos de aminorar la lucha y la organización, refuerza toda una perspectiva para conquistar todos los reclamos pendientes, en la lucha para que la crisis la paguen los capitalistas.