El asesinato de la dirigente indo-campesina Berta Cáceres

El de Berta Cáceres es otro crimen cometido por los servidores de Barack Obama


El asesinato en Honduras de la dirigente indo-campesina y defensora del medio ambiente Berta Cáceres comienza generar una oleada internacional de repudio y movilizaciones. Cáceres, coordinadora general del Consejo de Pueblos Indígenas de Honduras (Copinh) fue asesinada en su casa, en la madrugada del 3 de marzo, por un grupo de sicarios. En el hecho fueron heridos un hermano de la dirigente y el ambientalista mexicano Gustavo Castro Soto, que se encontraba en la casa de Cáceres. El crimen ocurrió en la ciudad de La Esperanza, unos 300 kilómetros al oeste de Tegucigalpa.


La luchadora asesinada, que se encontraba bajo reiteradas amenazas, promovía fuertes movilizaciones de su pueblo, los lenca, y de otras comunidades, contra proyectos mineros e hidroeléctricos contaminantes y destructores del territorio ancestral de esos pueblos originarios. Además, rechazaba decididamente la instalación de bases militares norteamericanas en territorio lenca. Por todo eso, Cáceres había sufrido muchas veces detenciones, persecuciones y amenazas. Ahora la asesinaron, al igual que a otros cuatro dirigentes de su comunidad muertos a tiros en las últimas semanas.


Contra el Banco Mundial y China


Diversos medios internacionales de prensa dijeron de Cáceres que era “la mujer que le torció el brazo al Banco Mundial y a China”, porque las movilizaciones que ella impulsó lograron que el gigante chino Sinohydro y el Banco Mundial abandonaran su respaldo a un proyecto hidroeléctrico que amenaza destruir grandes extensiones del territorio lenca.


A fines del mes pasado, el Copinh dirigido por Cáceres organizó jornadas de “resistencia civil” contra el proyecto hidroeléctrico Agua Zarca, que se construye en el río Blanco, en tierras de la comunidad lenca. Durante esas jornadas, Cáceres y sus compañeros tuvieron altercados con vigilantes y promotores del proyecto, que los agredieron mientras hacían una caminata de protesta. El 25 de febrero unas cincuenta familias lenca de la comunidad de La Jarcia, en el departamento de Intibucá, habían sido desalojadas violentamente.


El Observatorio para la Protección de los Defensores de Derechos Humanos dijo, en un comunicado dado a conocer en París, que “este asesinato pone en evidencia la falta de voluntad de las autoridades hondureñas para garantizar la protección de los defensores de los derechos humanos”. Cáceres se encontraba bajo protección de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, la CIDH, pero nada de eso impidió su asesinato, lo cual muestra la impunidad con que se mueven las bandas paramilitares y parapoliciales del régimen surgido del golpe de estado de 2009, que derrocó al presidente Manuel Zelaya e instauró primero una dictadura militar y, luego, un gobierno títere respaldado por los Estados Unidos.


El de Berta Cáceres es otro crimen cometido por los servidores de Barack Obama, que provocadoramente vendrá a la Argentina en el 40° aniversario del golpe de estado de 1976.