En la capital de las mafias y los crímenes impunes se ataca a los piqueteros

En Río Negro se reproducen cotidianamente los mismos métodos mafiosos y el estrecho entrelazamiento entre la policía, la delincuencia y el poder político que hizo famosa a la Bonaerense. En Cipolletti, hace casi cuatro años fueron secuestradas, violadas y asesinadas tres jovencitas; la investigación del triple crimen puso de relieve la complicidad policial en el ocultamiento, la destrucción y la falsificación de pruebas y, también, la participación policial en bandas mixtas dedicadas al robo de vehículos.


Desde entonces, nuevos crímenes conmovieron a los cipoleños: el asesinato de Ana Zerdán; luego, el de Diana del Frare; el reciente nuevo triple crimen; sin omitir el asesinato de Elvira Avaca en el marco de la represión a las jornadas del 19 y 20 de diciembre… El denominador común: la impunidad de sus autores.


Mientras tanto, en los barrios periféricos, bandas de lúmpenes, vinculadas al accionar delictivo, gozan de verdaderas “zonas liberadas” para cometer todo tipo de atropellos contra la población.


Estas bandas basan sus privilegios en su relación con el poder político, que en más de una oportunidad los ha empleado como grupos de choque contra los reclamos populares.


 


La Toma del Mapu, un barrio construido “a pulmón”


La contracara social de tanta descomposición la encontramos en La Toma, un barrio que nació hace varios años, cuando numerosas familias sin techo; protagonizaron una vigorosa toma de terrenos en reclamo del techo propio. Luego de casi dos años de ocupar con viviendas precarias las dos manzanas destinadas a plaza en el barrio, recibieron del Municipio los terrenos y materiales de construcción con que levantaron el barrio. Varios vecinos de La Toma, educados en la escuela de la lucha, integran la Coordinadora de Desocupados de Cipolletti, en el Polo Obrero.


 


Ataque mafioso


La mafia a que hacíamos referencia desarrolló en el barrio Anaí Mapu un “modus operandi” particular: aterrorizan a los vecinos hasta obligarlos a dejar el barrio, para luego quedarse con la casa desocupada y transformarla en un nuevo “aguantadero”.


Hace ya dos meses asesinaron a un vecino que les hizo frente.


Hace poco tiempo, atacaron la casa de Edith Arancibia, aprovechando la ausencia de su esposo. Ambos integran la Coordinadora de Desocupados del Polo Obrero.


La compañera, con ayuda de sus vecinos, los hechó a palos y pedradas. Al caer la noche, ante el temor de que esta banda regresara, se refugió en la casa de Cristián Espinoza y Claudia Muñoz, referentes de la Coordinadora y el Polo Obrero en el barrio. Durante la noche, la casa de los compañeros fue acribillada a balazos, y la de Edith Arancibia fue saqueada.


La jueza, Dra. Margarita Carrasco, llegó al barrio en medio del tiroteo (que duró dos horas) portando “un chaleco antibalas”, al mando de una comisión policial, y procedió a detener a cuatro de los patoteros.


Al día siguiente, la CTD realizó un acto de repudio frente a las casas atacadas. Y se denunció el ataque en el corte de ruta que se realizó al cumplirse dos meses del asesinato de Santillán y Kosteki.


Una nueva reunión de vecinos en el barrio comenzó a colocar los cimientos de una organización vecinal de auto-defensa, porque “al toro hay que tomarlo por las astas”. La única manera de acabar definitivamente con estas lacras sociales es terminando con los gobiernos (Verani y Arriaga) que los cobijan y amparan, y con el régimen social que los incuba.