Doce días después de la desaparición de Santiago Maldonado en medio de un operativo represivo en el Lof Cushamen, al norte de Chubut, continúa el operativo gubernamental de confusión y desvío de la investigación hacia la figura de “extravío”, cuando toda la evidencia apunta a una desaparición forzada de persona realizada a manos de la Gendarmería.

 

En diálogo con la Prensa Obrera Sergio Maldonado y su compañera Andrea explicaron la dramática situación personal de tener un ser desaparecido y desmintieron que se hayan negado a colaborar con la justicia, como afirmaron los funcionarios del Ministerio de Seguridad. También comentaron cómo viven esta traumática situación la madre y la abuela de Santiago.

 

“Desde hace doce días que está desaparecido forzadamente, no es que se perdió", dice Sergio Maldonado a Prensa Obrera en un bar de Aeroparque, antes de regresar a Bariloche, donde reside junto a su compañera Andrea. "Ayer hicieron un allanamiento en su vivienda en El Bolsón. Forzaron la puerta, hubo diez patrulleros, treinta policías, cinco perros, un dron”.

 

Maldonado se refiere al allanamiento que responde a buscar a Santiago como un extraviado, no como una persona detenida desaparecida forzadamente, lo cual apuntaría de manera directa a Gendarmería. “Hay testigos de que Gendarmería se lo llevó, no es una hipótesis", reafirma el hermano de Santiago. Denuncian que los gendarmes todavía no fueron investigados. Que no se les tomó declaración a quienes participaron en el operativo represivo que culminó con la desaparición de Santiago Maldonado. Que los gendarmes no fueron apartados.

 

Sergio desmiente que se haya negado a realizarse análisis de ADN para cotejar con los cabellos encontrados en la unimog –“Una unimog que Gendarmería negaba que hubiera estado en el lugar de los hechos”, subraya.

 

Mi vieja está preocupada porque no tenga frío, porque esté comiendo y no se ponga flaquito. Esto es una pesadilla”, dice. “Nosotros queremos que aparezca con vida”.

 

El viernes Sergio leyó un texto de Santiago frente a una gran multitud que reclamó por la aparición con vida de su hermano. “Menos mal que la gente lo entendió”, dice.

 

“Santiago era un tipo solidario. Podía estar en una escuela, en un comedor. Yo tengo 44 años y él, 28 . Yo quiero que vuelva. Y esto es doloroso. Porque quiero que vuelva y si no es así, quiero tener un lugar donde llorarlo. Queremos saber la verdad. Y que se haga justicia”.

 

Luego recuerda con Andrea, su compañera desde hace 23 años, cómo Santiago de niño le revisaba la cartera, le decía: “Yo ya sé que tenés un San Martín, un Urquiza”, ya que así denominaba a los billetes que encontraba. Luego cómo se veían y se reía de ellos como burgueses. “Es vegetariano Santiago", dice su hermano. "Mirá si va a hacer algo que no se anima a matar una mosca”.

 

“Mi abuela está destruida. Con mi madre hablaban cada dos o tres días con él. Cada dia que pasa es una posibilidad menos de que aparezca con vida”.

 

“Es un pibe libre y feliz. Queremos que aparezca con vida”, dice. 

 

Aparición con vida y castigo a los culpables. Más que nunca.