Galtieri, la muerte de un criminal

Luego de dos décadas de “restauración democrática” impresiona la firmeza con que la burguesía defiende a la dictadura militar.


La inmensa mayoría de los medios, por de pronto, encabezaron la noticia de la muerte de Galtieri con el recordatorio de que provocó la guerra de Malvinas. Dos pájaros de un tiro: pasaron de lado su condición de uno de los principales criminales del régimen militar y atacaron de frente la guerra nacional contra la flota británica. El operativo ideológico tiene una enorme actualidad cuando el imperialismo mundial se apresta a masacrar al pueblo de Irak en nombre, de nuevo, de la lucha contra un dictador.


Galtieri, junto a Suárez Mason, Camps y Menéndez, ocupó la primera fila del grupo que más se empeñó en los asesinatos, los campos de concentración, los grupos de tareas y las torturas. Los “hechos” de Galtieri, comandante del Segundo Cuerpo de Ejército, están bien descriptos en Recuerdos de la Muerte, de Miguel Bonasso. Galtieri fue también el que estuvo en primera línea en el envío de escuadrones argentinos para luchar, con los “contras”, contra la revolución nicaragüense. Estos menesteres del alcohólico dictador no ocuparon el lugar de destaque de la información periodística. De modo que cuando el actual jefe militar, Brinzoni, le reservó en su discurso a Galtieri un “lugar en la historia”, contaba para hacerlo con algún grado de complicidad.


Todo esto tiene mucha actualidad en la Argentina, cuando es muy común escuchar que “la intervención de los militares en política es cosa del pasado”. No es cierto. La reducción de los recursos operativos de las fuerzas armadas oculta la relación que sus jerarquías tienen con las decenas de miles de para-policiales y servicios de seguridad privados que forman un ejército paralelo mucho más estable incluso que el que organizaron en el ’73 López Rega, Osinde y Perón bajo el nombre de la Triple A. En las jornadas del 19 y 20 de diciembre de 2001 y en los asesinatos de Puente Pueyrredón se manifestó la importancia que tiene esta organización, la cual responde, en última instancia, a los altos mandos de las fuerzas armadas. Es con referencia a esta realidad y no sólo para devolverle favores a los militares retirados, que se entiende la reivindicación que hizo Brinzoni del criminal Galtieri.