Libertades democráticas
16/10/2008|1059
La masacre de la Comisaría 1ª de Quilmes
A cuatro años: justicia para Diego, Manuel, Elías y Miguel
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El 20 de octubre se cumplen cuatro años de que Diego, Manuel, Elías y Miguel fueran asesinados en la Comisaría 1ª de Quilmes.
Como dicen las madres, “la impunidad sigue matando a nuestros hijos”. Eran menores de 15, 16 y 17 años, que estaban detenidos junto a otros 20 pibes, 10 en cada celda, por averiguación de antecedentes. Vivían en una villa y algunos eran adictos al paco, sus madres y ellos mismos habían reclamado un lugar donde curarse de su adicción.
Pero este sistema capitalista no tiene asistencia sanitaria para las víctimas del paco y de la droga; primero los envenena y, después, los mata; y como dicen las madres, esto sigue pasando.
Fueron golpeados por la policía de la 1ª, como sucedía en forma reiterada. Otras veces los obligaban a pelearse entre ellos y los policías apostaban. Esta vez los golpearon y amenazaron con repetir la golpiza más tarde, según pudieron reconstruir los familiares. Estaban desnudos, cuando incendiaron un pedazo de colchón y la celda. No les abrieron la puerta. Según las pericias de parte, les arrojaron combustible en vez de agua, los dejaron quemarse e intoxicarse con el humo. Después que los sacaron del incendio los pasearon en los patrulleros durante horas, antes de llevarlos a algún centro de salud (el hospital de Quilmes está a sólo diez cuadras). Los familiares se enteraron por la prensa del incendio y salieron a buscar a sus hijos. Los jueces de menores, responsables que los pibes estuviern allí, no les informaron.
El comisario Soria y los diez policías involucrados, durante meses hostigaron a los familiares. Sólo después de muchas marchas y reclamos lograron que Soria y los y los demás fueran dejados fuera de la fuerza. Pero están libres, en su casa, y siguen formado parte del aparato represivo, ahora privado, en agencias de seguridad.
Algunos de los sobrevivientes están presos, les inventaron causas; es decir, son rehenes de las fuerzas represivas. Si atestiguan les puede suceder como a Galván Plaza, el testigo del caso Andrea Viera, que fue asesinado, o como a Julio López.
Según denuncias, en la Comisaría 1ª siguen llevando menores y siguen las mismas prácticas.
A cuatro años de la masacre, los asesinos y torturadores están libres: el comisario Juan Pedro Soria, responsable de la Comisaría, y los policías Gustavo Avila, Fernando Pedreira, Jorge Gómez, Juan Guzmán, Hugo D’Elía, Fernanda Grosso, Franco Gorgona, Gustavo Altamirano y Basilio Vujovich.
El desmantelamiento del aparato represivo es vital, para terminar con la tortura y el gatillo fácil pero también para desmantelar el narcotráfico. Ellos encubren a los narcotraficantes que envenenan a nuestros pibes.
Justicia para Elías, Manuel, Diego y Miguel.
Basta de Impunidad.
Juicio y castigo a los asesinos y a los encubridores, también a los responsables de que los pibes estuvieran allí.
Elección popular de jueces y fiscales.
Basta de gatillo fácil.
Disolución de la policía bonaerense.
Desde el Partido Obrero de Quilmes nos sumamos a la convocatoria de los familiares: lunes 20 de octubre, 10 horas, marcha a los tribunales de Quilmes. 18 horas, acto en la estación.