La policía, partícipe necesaria del crimen de Mariano

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Luego de los testimonios de los militantes del Partido Obrero, comenzaron a declarar los policías que participaron del primer tramo de la investigación y algunos efectivos de la comisaria 30 de Barracas. Sobre los primeros, la defensora de Favale centró sus esfuerzos en hallar algún tipo de irregularidad formal que le permitiera plantear más adelante algún tipo de nulidad. La participación de su defendido en el ataque está fuera de discusión y, además, varios testigos lo señalan como uno de los tiradores.


Al momento de la elevación a juicio, las querellas solicitaron en forma unificada que patoteros y policías fueran juzgados conjuntamente, y que los policías sean condenados como "partícipes necesarios" del homicidio de Mariano y de las tentativas de homicidio contra Elsa, Nelson y Ariel Pintos.


De los testimonios de los policías de la comisaria 30, se destacó el del sargento José Ortigoza, de la "brigada". La mayoría de los manifestantes que testificaron hasta ahora coincidieron en señalar que los patrulleros abrieron paso a la patota en el momento del ataque y que luego se cerraron detrás de los agresores cuando éstos huían. Ortigoza confirmó esta denuncia. Relató que, antes de producirse la agresión, los patrulleros se encontraban ubicados trompa con trompa, pero que luego se colocaron en 45 grados para abrirle paso a la patota. También señaló que estuvo en contacto con los manifestantes bastante antes de la agresión, en la esquina de Luján y Santa Elena, mientras realizaban la asamblea que dio por concluida la movilización. Confirmó sin ambages la superioridad numérica de la patota y que la agresión se produjo mientras la columna se retiraba. También ubicó al subcomisario Garay -a cargo del "operativo" de la 30- manteniendo intensa comunicación a través del POC, un sistema que no deja registro.


Ortigoza relató que cuando la patota comenzó a avanzar, él buscó refugio en la cuadra de Santa Elena y se encontró con tres efectivos -vestidos de civil- de la División Roca de la Policía Federal. Un grupo de 6 o 7 patoteros los rodearon y, confundiéndolos con manifestantes, los amenazaron. Los policías de la División Roca tuvieron que identificarse para que los dejaran tranquilos. El dato confirma la abundante presencia policial en la zona del ataque.


Otros policías que testificaron aportaron diversos datos. El comisario inspector Alejandro Recalde, instruyó el sumario de asuntos internos de la policía. La abogada Verdú -con un breve pero conciso interrogatorio- puso de manifiesto que ese expediente era un completo encubrimiento del accionar de la policía. Luego, Recalde relató un encuentro de Favale con Mario Giusti en la zona de Puente La Noria, surgido de las escuchas. Giusti fue el hombre de la Unión Ferroviaria encargado de proveer asistencia económica y legal a Favale luego del crimen de Mariano.


De boca de los propios policías, quedó clara la connivencia del aparato de represión estatal con el crimen de la patota.