Las mentiras de la fiscal Caamaño


“La gente del Partido Obrero no colaboró mucho”, fueron las palabras con las que comenzó su diatriba contra el PO la fiscal Cristina Caamaño en el programa El caballero de la noche, por radio Del Plata, el día que se cumplían seis años del asesinato de Mariano Ferreyra. Caamaño fue la fiscal que investigó el crimen de Mariano en una primera instancia, hasta que la jueza Wilma López la desplazó de la tarea y la tomó a su cargo, debido a la airada protesta de los dirigentes del PO por la escalada de ataques de la funcionaria contra nuestra organzación. Su encono contra el PO se mostró de manera abierta no bien ocurrido el crimen, en sintonía con los ataques del gobierno y sus alcahuetes contra el partido de Mariano.


 


“El Partido Obrero no quería venir a declarar, un colaborador me explicaba: son de izquierda, no creen en la Justicia”, dijo, en una tergiversación de los planteos del PO, que apenas ocurrido el ataque criminal de la patota de José Pedraza (modelo de “sindicalismo que construye”, en palabras de CFK) puso todas sus energías y recursos para que los culpables del crimen fueran presos. 


 


El asunto no es si el PO “cree” o “no cree” en la Justicia. La investigación de Caamaño se detuvo en el umbral de las responsabilidades políticas y empresariales, a las cuales dejó deliberadamente afuera de la pesquisa. Las responsabilidades de Aníbal Fernández por la “zona liberada” de Barracas, el “asesoramiento” del ministro Tomada a su “José querido”, los “permisos gremiales” que la empresa puso a disposición de la burocracia para que reclutara a su patota en los talleres de Remedios de Escalada, los enjuagues con fondos públicos de empresarios, funcionarios de la Secretaría de Transporte y Pedraza, entre tantos otros, quedaron afuera de “su” investigación. ¡Los negociados de Pedraza siguen impunes!


 


“Los abogados del PO eran bastante insufribles, todo el tiempo obstaculizaban”, agregó Caamaño a su lista de calumnias. El equipo legal del Partido Obrero impulsó hacia adelante la querella contra los miembros de la patota y los sindicalistas que fueron autores intelectuales del crimen, contra los funcionarios y los empresarios que fueron cómplices con una rigurosidad sin fisuras. Su aporte a la causa es una de las razones por las que se llegó a condenar a los asesinos.


 


A las pocas horas de ocurrido el asesinato de Mariano, el PO reunió a los militantes que habían participado de la movilización en Barracas para recabar toda la información posible y aportarla a la Justicia. La fiscal lo tuvo que admitir durante la entrevista. También, nuestros compañeros de los talleres de Escalada aportaron sus testimonios, a pesar de tener que convivir con los patoteros. La jefa de Caamaño, Nilda Garré, ordenó la judicialización de los compañeros ferroviarios de Mariano invocando pruebas inexistentes, mientras el gobierno kirchnerista negaba a los tercerizados su pase a planta permanente. Las diatribas de Caamaño retratan una miseria personal y política realmente profunda.


 


“El gobierno nos mandó un testigo clave, no era ferroviario y acompañó con su testimonio la causa”. Así se refiere Caamaño a Alejandro Benítez. El “testigo de Néstor”, como lo llaman los camporistas -que no vinieron a las movilizaciones hasta el día de la sentencia- era parte de la patota que atacó a los tercerizados. Benítez formaba parte de los círculos políticos del pejotismo y la burocracia, del mismo modo que Cristian Favale. Apareció cuando era evidente el fracaso de la tentativa oficial de igualar en un “enfrentamiento” a víctimas y victimarios. El mismo día del crimen de Mariano, los dirigentes del PO solicitaron formalmente una entrevista con la presidenta, que ésta rechazó.


 


¿Es necesario recordarle a la calumniadora oficial que Pedraza era un aliado estratégico del gobierno K, al igual que “Caballo” Suárez y Gerardo “Batallón 601” Martínez? ¿De qué habla Caamaño? Por lo pronto, en la entrevista no abrió la boca sobre la “prisión domiciliaria” que Pedraza goza en una torre de Palermo, que sólo el PO y sus “insufribles” abogados denunciamos como impunidad.


 


Ninguna infamia podrá borrar la intervención fundamental del Partido Obrero, sus abogados y sus militantes en la condena de Pedraza y su afán por obtener justicia por el crimen de Mariano Ferreyra.