Las Taser en la Ciudad, otro hito en la política represiva del gobierno

Santilli estrena cargo con armas de tortura

El gobierno porteño anunció que se pliega a la política del gobierno nacional para el uso de las pistolas Taser, que son consideradas por los organismos de Derechos Humanos como armas de tortura dado que disparan un shock eléctrico que provoca severas contracciones musculares y, de ese modo, la paralización de una persona.


Mientras la cartera que conduce Patricia Bullrich examina su uso en los ferrocarriles, el ministerio local que conduce el vicejefe Diego Santilli indicó que las pistolas se emplearán en el subte, debido a que es un lugar tumultuoso y cerrado donde resulta demasiado riesgoso el uso de armas de fuego. Lo que el gobierno oculta es que están dotando de armas de tortura a una fuerza completamente descompuesta y organizadora del delito. De hecho, Santilli llega al cargo en medio de la bochornosa interna en el aparato de seguridad que siguió a los incidentes durante la superfinal de River y Boca, y que hizo rodar la cabeza del ex ministro Martín Ocampo.


Las Taser vienen a reforzar ese aparato represivo. Y se suman a una agenda de medidas reaccionarias que incluyen la baja de edad de imputabilidad, el protocolo que facilita el uso de armas de fuego por parte de los efectivos policiales, la política de expulsión de extranjeros que cometan delitos, la reinserción en la carrera jerárquica a policías denunciados por gatillo fácil, la represión a la movilización popular, la prisión a los luchadores, etc. Esta agenda reaccionaria, además, procura desviar la atención del impacto de las políticas de ajuste en medio de un año electoral.


Las Taser, señalemos de paso, son una vieja aspiración de Macri, cuando era jefe de gobierno porteño. El tema culminó en la justicia y un fallo de la Corte Suprema validó su uso en 2016 (Clarín, 16/1). En el campo de la oposición, estas armas han cosechado el notable apoyo del kirchnerista Sergio Berni, ex secretario de seguridad.


Con el uso de las pistolas, los pasajeros que pagarán $21 por un pasaje en subte en pésimas condiciones (inundado, repleto, caluroso, lento, con poca frecuencia) estarán a merced también de fuerzas de seguridad armadas con armas denunciadas como elementos de tortura. Por cualquier robo o delito menor en el transporte por parte de quienes porten armas como un cuchillo, la Policía de la Ciudad podría responder con shocks eléctricos entre la multitud.


Enfrentemos esta política reaccionaria.