Liberamos a Aurelio Díaz y a los presos piqueteros

El martes 24, Aurelio Díaz, dirigente del Polo y del Partido Obrero, fue liberado. Con él salieron también del encierro los compañeros Antonia Vergara, María Rosa Franco, Antonio Gutiérrez y Lidia Andrea Trejo.


El gobernador Rozas, que había ordenado su detención con el objetivo de infligirle una dura derrota al movimiento piquetero, tuvo que dar marcha atrás. La detención de Aurelio estaba dando lugar a una movilización popular que se m ultiplicaba cada día. El gobierno provincial actuó, asimismo, preventivamente, ante la proximidad de la jornada del 26, aniversario del asesinato en el Puente. La ofensiva contra los piqueteros acabó con una derrota del gobierno.


La detención


La detención de Aurelio Díaz se produjo el miércoles 18, casi a la medianoche. Fue realizada en su domicilio por personal sin uniforme, en coches sin identificación oficial. Durante muchas horas fue imposible recibir información oficial sobre el lugar de detención.


La medida, ordenada por el juez Albretch, incluía la detención de otros compañeros piqueteros. Sin embargo, la policía sólo detuvo a Aurelio.


El juez Albrecht, a cargo de la causa, había ordenado la detención del compañero por haber participado, el martes 17 y el miércoles 18, de los cortes de ruta y de vías organizado por el Polo Obrero y otras organizaciones frente a las oficinas de Acción Social, donde exigían comida para los comedores populares que no reciben ayuda oficial desde hace tres meses.


La medida dispuesta por el juez en connivencia con el gobierno provincial, buscó golpear, en la figura de Aurelio Díaz, al conjunto del movimiento piquetero del Chaco. No es casual que el “delito” que se le imputó a Aurelio y a los otros compañeros tiene la acusación por “entorpecimiento de los medios de transporte”, en un ataque al método de lucha que caracteriza a los piqueteros. Estos, sin embargo, son los que han puesto un límite al hambre, organizando a los trabajadores desocupados en defensa de toda la clase obrera.


A los compañeros se los caratuló también por “privación ilegítima de la libertad”, a partir de denuncias de los ñoquis de Rozas en la Secretaría de Acción Social. La patraña no se compadecía con el hecho de que Aurelio Díaz estuvo todo el tiempo en el corte y nunca ingresó en las oficinas de la Secretaría.


Gran movilización popular


La detención de Aurelio creó rápidamente un estado de convulsión en la provincia. Las primeras manifestaciones, de 100 compañeros, se fueron multiplicando hasta reunir a varios centenares, superando las 600 personas. Varios partidos políticos y concejales se expresaron públicamente contra la detención. Los medios de comunicación la denunciaron como un atropello.


Desde el jueves 19 – a pocas horas de la detención – se realizaron dos manifestaciones diarias en las puertas del juzgado, frente a la Gobernación y en la puerta de la comisaría donde Aurelio estuvo detenido. Esto permitió mejorar sus condiciones de detención (había sido encarcelado en una pequeña celda, junto a presos comunes). Luego, el juez condicionó la libertad de Aurelio al pago de un depósito de 100 pesos, lo cual fue rechazado (ver nota).


Simultáneamente, en Buenos Aires, el viernes 20 y el lunes 23, el Partido Obrero, el Polo Obrero, el Mtl, la Fuba, asambleas populares y otras organizaciones se manifestaron frente a la Casa de la Provincia del Chaco y frente al Ministerio de Justicia, donde fueron recibidos por funcionarios de cada sede.


Abajo el Estado policial


Lo ocurrido no es un hecho aislado. El gobernador Rozas ha montado un verdadero Estado policial en la provincia. En el Chaco rige la ley anticonstitucional del cacheo, que otorga a la policía la capacidad de detener sin causa y de realizar allanamientos sin orden judicial. Las comisarías del Chaco se han convertido en centros de tortura contra la juventud. En el barrio Cacique Pelayo de la ciudad de Fontana (en el cordón de Resistencia), cientos de jóvenes fueron detenidos en una extensa razzia, mientras se buscaba a los presuntos asesinos de un ex policía. Hay compañeros que intentaron suicidarse ante la intensidad de las torturas a las que fueron sometidos.


El movimiento piquetero también se encuentra sometido a una brutal persecución judicial. Recientemente, el dirigente del Mtl Adolfo Molodezky fue acusado de haber dañado el vehículo particular de un policía en una movilización realizada en mayo del 2000. Aurelio Díaz fue testigo por la defensa de Molodezky.


La lucha por arrancar a Aurelio y a los compañeros piqueteros de la cárcel terminó en un rotundo triunfo del movimiento piquetero y en una derrota del gobierno. Hay que aprovechar este impulso para imponer el desprocesamiento de todos los compañeros y derrotar al Estado policial de Rozas.